El avellano no es uno de los frutales más populares de los huertos urbanos. Este sólo es recomendable en la modalidad de huerto en campo ya que necesita ciertas dimensiones para obtener una producción razonable.

El avellano tiene como nombre botánico Corylus avellana y pertenece a la familia de las Betuláceas. Su fruto se llama Avellana y aunque durante mucho tiempo ha estado muy vinculado con las fiestas navideñas en España, durante estos últimos años ha ganado popularidad como fruto seco, consumiéndose durante todo el año.

Esta planta tiene su origen en el Ponto, Asia Menor, de donde fue importado por los griegos. Curiosamente, actualmente está muy difundida tanto en estado silvestre como cultivada.

El avellano es un arbusto o arbolillo de 2 a 5 m de altura, con la copa extendida e irregular. De la base de su cuello emiten numerosas varas muy ramificadas, tortuosas en la vejez y erectas si son jóvenes.

Su sistema radicular está formado por raíces poco profundas, largas y nudosas. Precisamente emiten normalmente vástagos de estas nudosidades.

Sus hojas crecen de forma alterna, son grandes, oval, redondeadas, pecioladas, rugosas, pelosas en el haz, de color verde-amarillento y doblemente aserradas. Su peciolo es muy corto y las estípulas son oblongas, obtusas, verdes y caducas.

La planta de avellano es monoica. Las flores masculinas están dispuestas en amentos cilíndricos, de 4-6 cm de largo, colgantes, amarillentos y colocados hacia la parte externa del ramo. Cada una de ellas tiene una escama trilobulada, en cuya cara interna se insertan los estambres en número de unos 8 y sin restos de pistilo.

En cambio, las flores femeninas crecen agrupadas en la terminación de las ramillas laterales, en número de 1 a 5, formando glomérulos escamosos de los que sobresalen los estigmas rojizos, dos por cada pistilo.

Una vez fecundadas sus flores del avellano, se produce el fruto llamado Avellana. Este es de tamaño más bien pequeño, redondeado (ovoideo u oblongo) con una puntita en un extremo, con cáscara de color canela, gruesa y fuerte, con carne comestible tipo almendra de color blanco-amarillento con un sabor dulce, y muy rica en aceite, envuelta por una fina capa de color pardo-castaño que se desprende fácilmente.

El avellano madura sus frutos en España entre los meses de agosto y septiembre. En cuanto a su conservación, este fruto contiene muy poca agua y por lo tanto debe evitarse que se humedezca. De esta forma, se puede conservar en recipientes herméticamente cerrados, en un lugar fresco y seco. Si bien con la cáscara se conservan mejor y más tiempo, peladas en refrigeración pueden permanecer en perfecto estado de 3 a 4 meses e incluso hasta un año si se congelan.