Antes de nada, debemos recordar que el pistacho es el fruto del pistachero aunque de forma coloquial se refieran indistintamente a esta planta con ambos nombres.

El pistacho se encuentra de moda y aunque es una planta de desarrollo lento, si lo deseamos podemos cultivarlo en nuestro huerto urbano de campo o jardín siempre y cuando tenga unas condiciones adecuadas para su cultivo. No está recomendado para su cultivo en contenedor por sus características de desarrollo y tiempo de cultivo.

El pistacho ha estado presente en España desde hace siglos. Sus primeros guiños de cultivo en este país se remontan a la época romana, fue potenciado por los árabes y desapareció prácticamente durante la Edad Media con los moriscos. Las causas pueden ser varias pero entre ellas se sospecha la eliminación masiva de árboles machos por ser improductivos y con ellos sus consecuencias de bajada de productividad de los árboles restantes que sí necesitaban que sus flores femeninas fuesen fecundadas. Así ha pasado el tiempo hasta su reintroducción a partir de la década de los 80 por su ahora sí, valor como cultivo comercial.

Como género Pistacia se han encontrado fósiles de él en la isla de Madeira datados en la era terciaria. De sus diferentes especies, la del pistachero sitúa su origen entre Asia occidental y Asia menor. Lo cultivaron los egipcios, los griegos y los romanos introducido en Italia desde Siria en el siglo I y de ahí, con el tiempo se fue extendiendo su cultivo por toda la cuenca mediterránea.

Frutos del pisctacho

Pistacia vera

Tanto pistachero como pistacho son los nombres más popularer de esta planta en España, siendo su nombre científico Pistacia vera y pertenece a la familia Anacardiaceae.

El pistachero es un árbol caducifolio y dioico, lo que quiere decir que hay plantas machos y platas hembras. Si bien su desarrollo es lento, en contrapartida como árbol puede vivir de 150 a 300 años según condiciones de terreno y climatológicas.

Como árbol posee un tronco corto y de corteza rugosa de color gris. Sus ramas son abundantes creando una copa densa, amplia y abierta, lo que le puede llevar a utilizar en ocasiones tutores para evitar que estas toquen el suelo o se desgarren. En su conjunto puede alcanzar los siete metros de altura.

Su sistema radicular es penetrante a la vez que superficial. La raíces que exploran en gran profundidad lo hacen buscando agua y nutrientes, permitiendo que el pistacho prospere adecuadamente en zonas con suelo y clima donde otras especies no tienen tanto éxito. En cuanto a sus raíces superficiales son numerosas y cuando se desarrollan en cantidad acompañado de disponibilidad de agua y nutrientes, el pistachero crece de forma más vigorosa, con una copa más frondosa, fructifica más y con regularidad.

Sus sojas tienen forma pinnada, lanceolada ú ovalada y están compuestas por 3 ó 5 foliolos. Son de aspecto subcoriáceas y tienen un color verde oscuro en el haz y algo más pálidas en el envés. La característica de que su follaje adquiera en otoño un color rojo anaranjado hace que en el huerto urbano y jardín aporte cierto interés ornamental.

Flores del pistachero

Flores del pistachero

En cuanto a sus flores hemos adelantado de que se trata de una planta dioica, por lo que sus flores masculinas y femeninas se encuentran en árboles distintos. Por lo tanto, para obtener producción deberemos tener plantados varios árboles en los que se encuentren ejemplares de dos sexos. Volviendo a sus flores, estas son de tamaño pequeño, apétalas y de color verde-pardusco que se emiten en racimos axilares. Estas nacen sobre pequeñas ramas laterales ramificadas y lo hacen antes de que broten las hojas.

Una vez fecundadas producen un fruto, el pistacho, que es técnicamente una drupa monosperma rica en aceite ya que su contenido medio se encuentra próximo al 55%. Este fruto tiene un tamaño de alrededor de los 2 centímetros, de aspecto ovalado, con una cáscara dura y lisa. Su semilla es la parte comestible y única por cada fruto. Está compuesta por dos cotiledones voluminosos de coloración verde o verde amarillenta con tegumento rojizo.

Hay que darle mucha importancia a que en la plantación de pistacheros existan los dos sexos. En un huerto urbano suelen haber pocos ejemplares pero debemos asegurarnos de que sean todos femeninos para asegurarnos una producción, pero por lo menos uno debe ser macho para que esta sea posible. Para hacernos una idea, en una producción agrícola se suele plantar un árbol macho por cada ocho o diez femeninos. Otra técnica empleada con éxito es tener árboles femeninos en los que se injertan ramas masculinas para que exista un potencial fecundador en el campo.