Durante bastante tiempo hemos visto como han ido creciendo, floreciendo y engordando los frutos de la calabaza en nuestro huerto urbano. Un cultivo sin necesidad de muchos cuidados y eso sí, ocupando bastante terreno.

En el caso de cultivarlas en huertos urbanos de terraza o balcón, sí hemos tenido que tener la precaución de que los frutos se desarrollen dentro de los espacios de seguridad y nunca dejar que estas calabazas den a la calle… por ejemplo en balcones. Es cierto que se sujetan y no se desprenden fácilmente, pero unas ráfagas de aire indeseadas pueden hacer que se desprendan, se rompa la rama, etc. pudiendo ocasionar daños innecesarios.

Sobre la recolección y la conservación de la calabaza hay que saber que las fechas siempre son aproximadas ya que dependen de la época concreta del año que han tenido su ciclo vegetativo, zona geográfica en la que nos encontremos, el tipo de calabaza en cuestión e incluso la variedad.

De todas formas, las fechas en las que se centra el periodo de recolección de la calabaza se sitúa entre finales de verano y principios de otoño, momento en la que la calabaza como planta comienza a ‘estropearse’ su follaje.

Calabaza naranja

Época de recolecta de calabazas

Un aspecto muy importante es recolectar las calabazas cuando estas han alcanzado su maduración completa. Si no es así, además de comprometer sus cualidades organolépticas, su posterior almacenaje será complicado produciéndose pudriciones o deterioros del fruto.

Las fechas de recolección suelen ser a los seis meses de su plantación y por lo tanto la época de recolección de la calabaza se sitúan entre los meses de septiembre, octubre y noviembre como máximo. Y siempre, sobre todo en zonas de interior, antes de que se produzcan las primeras heladas puesto que los frutos de la calabaza son muy sensibles a estas.

Cuándo saber si las calabazas están maduras

La calabaza, al igual que sucede con el melón o la sandía, para saber cuándo están maduras hay que fijarse en algunos aspectos que en su conjunto nos los indican.

Entre las diferentes ‘señales’ que nos indican que una calabaza está en su punto de recolección están:

  • Viraje del color de su corteza, que es naranja para la mayoría de las variedades.
  • Corteza del fruto de consistencia firme y consistente.
  • Pedúnculo lignificado.

Aunque este aspecto sólo se sabe cuando se abre la calabaza, también debemos saber que las semillas también es cuando se encuentran maduras.

Cómo recolectar las calabazas

Evidentemente y como ya hemos adelantado, el momento es cuando ya se encuentran maduras. En esos momentos la planta comienza a ‘caer’ y vemos las calabazas al descubierto con más facilidad. La recolección de la calabaza se realiza cortando por encima del pedúnculo ya que si el corte es raso al fruto, este va a ser una entrada de hongos y bacterias que terminará pudriendo el fruto.

Es importante que una vez recolectados (cortados), dejemos las calabazas secarse unos días al sol en pleno campo antes de llevarlas a la zona donde tenemos previsto guardarlas.

De cada planta podremos llegar a recolectar entre uno y cuatro frutos. Como en el huerto urbano no se suelen plantar grandes cantidades, las podemos ir recolectando según veamos que van madurando ya que se suelen dar casos de que existan dos o tres semanas de madurez entre frutos en una misma planta. A nivel profesional se suelen recolectar en un solo pase.

Frutos de calabaza

Cómo almacenar la calabaza cruda

Las empresas que se dedican a cultivar la calabaza, a la hora de cómo almacenar la calabaza cruda, antes de llevar el producto a los almacenes de estocaje, en ocasiones las someten a un tipo de ‘curado de los frutos’. Este se basa en proporcionar un ambiente favorable para la cicatrización de las heridas que se han podido producir durante la recolección y/o manipulación. En el caso de las calabazas cultivadas en el huerto urbano no son precisas estas tareas ya que lo frutos se manipulan con mucho más cuidado.

Para la conservación de los frutos de calabaza en crudo se aconseja almacenarlos en espacios bien ventilados y sin que les incida el sol directo. La humedad relativa debe mantenerse por debajo del 70%, sobre todo para evitar el desarrollo de podredumbres.

También es recomendable colocar los frutos sobre tarimas o enrejados para mejorar una buena circulación del aire alrededor del fruto.

También es cierto que no todas las especies de calabazas (tipos de calabaza) poseen las mismas cualidades de conservación. Por ejemplo la C. maxima posee mejores cualidades de conservación que la C. moschata.

En general y para situarnos en unos datos de referencia, entre 6 y 12ºC de temperatura y una humedad relativa entre el 50 y 70% crearían… junto con un ambiente bien ventilado las condiciones de conservación ideales para mantener la calidad de los frutos de calabaza durante un máximo de tiempo. Durante el almacenaje debemos revisar el estado de los frutos y en el caso de detectar algunos dañados, deberemos desecharlos rápidamente para evitar que estos contaminen a los sanos.