Cultivar la acelga en el huerto urbano es relativamente fácil, si tenemos en cuenta una serie de factores para asegurarnos una buena cosecha.

Uno de ellos es la preparación del terreno: es muy importante. En un huerto urbano de campo se dará necesaria una labor profunda al suelo y se abonará con un aporte de estiércol y el abonado de fondo (un abonado de fondo puede ser de unos 50 gramos por metro cuadrado de un complejo del tipo 8-15-15).

La acelga necesita vegeta mejor en suelos profundos, permeables, con gran poder de absorción y ricos en materia orgánica en estado de humificación. Prefiere los suelos algo alcalinos, con un pH óptimo de 7,2, vegetando en buenas condiciones en los comprendidos entre 5,5 y 8. No tolera los suelos ácidos.

Esto es importante porque en huertos urbanos de terraza o balcón, el sustrato no debe de ser muy ácido. Mezclar un 25% de tierra de campo a un sustrato de plantación, lo mejorará notablemente.

Si pretendemos recolectar la acelga por corte de hojas, se cultivará en caballones, con una separación entre sí de 40 a 50 centímetros. Y si pretendemos recolectarlas como plantas enteras, es más interesante hacerlo en eras con unas dimensiones de metro y medio por unos cinco de longitud, dejando pasillos para facilitar la recolección en el sentido longitudinal.

La siembra de la acelga se realiza normalmente de forma directa, colocando de 2 a 3 semillas por golpe sobre el surco, distanciados unos 30 ó 40 centímetros.

En el caso de huertos urbanos de terraza o balcón, podemos sembrar un solo golpe con 2 a 3 semillas en una maceta de unos 18 a 22 centímetros de diámetro. Si es en jardineras, las mismas semillas por golpe pero distanciados cada uno de ellos unos 30 ó 40 centímetros.

Las épocas de siembra en zonas frías es de marzo o abril. En zonas cálidas se puede hacer durante todo el año.

La siembra directa requiere de aclareo cuando las plantas tienen 3 ó 4 hojas. Se realiza en cada golpe de siembra, dejando una sola planta. Estas plantas se eliminarán cortándose con ayuda de una navaja o tijera para evitar el desarraigar a la que deseamos que permanezca en cultivo.

En los huertos urbanos de campo, durante el cultivo… sobre todo desde el principio, conviene mantener el suelo limpio de malas hierbas. Si se desea utilizar acolchados (film de plástico), es recomendable emplear láminas de polietileno opacas de unas 100 galgas de grosor.

En cuanto al abonado de la acelga, requiere niveles de nitrógeno elevados desde que comienza el rápido crecimiento de la planta hasta el final del cultivo.

Desde su siembra al comienzo de su recolección, pasan de 50 a 70 días. Si recolectamos sólo sus hojas, el ciclo de cultivo puede ser de hasta 5 meses, aportando entonces sobre 1,5 gramos de abono por metro cuadrado a la semana.

Sobre el riego, debido a su gran masa foliar, la acelga necesita en todo momento mantener un buen grado de humedad en el suelo, evitando que la planta acuse síntomas de deshidratación y evitar así que los tejidos se deshidraten.

Cómo datos de interés para detectar posibles alteraciones en el cultivo, la acelga se hiela cuando las temperaturas son menores de -5ºC y detiene su desarrollo cuando las temperaturas bajan de 5ºC. Las temperaturas de desarrollo vegetativo están comprendidas entre un mínimo de 6ºC y un máximo de 27 a 33º C, con un medio óptimo entre 15 y 25º C.