Su nombre botánico es Brassica oleracea var. gemmifera, aunque también se le conoce como Col de Bruselas, Coles de Bruselas, Repollo de Bruselas, Repollitos, Berza de Bruselas, Repollito de Bruselas… pertenece a la familia de las Crucíferas y es un tipo de col que podemos cultivar perfectamente en cualquier modalidad de huerto urbano.

Dentro del amplio grupo de Coles, la Col de Bruselas no es de las más populares, si bien, su cultivo es muy fácil. Y al contrario de lo que sucede con otras como la Coliflor, Romanesco, Repollo… esta no da un solo fruto (pella) sino que mantiene una producción continuada durante mucho tiempo.

La Col de Bruselas se caracteriza porque a lo largo del tallo, sobre las yemas basales a las hojas, se van formando pequeños repollos a lo largo del tallo que con el tiempo pueden ser más de 30 unidades.

Para su cultivo podemos partir de semillas o de plántulas cultivadas en viveros profesionales. Aconsejamos esta opción e incluso decantarse por variedades híbridas ya que en gran medida nos asegurará su productividad.

Si la cultivamos en un huerto urbano de campo, utilizaremos un marco de plantación de unos 70 a 100 centímetros entre líneas y de 50 a 60 centímetros entre plantas.

Si es un huerto urbano de terraza o balcón, utilizaremos una sola planta por maceta, de un diámetro de unos 20 centímetros como mínimo y un sustrato especial para hortalizas.

Una vez comienzan la formación de sus cogollos, procederemos a su recolección, cuando estos alcancen unos tres centímetros de diámetro. Estos cogollos o pequeñas coles, se irán recolectando semanalmente conforme adquieran el grosor deseado.

Estos pequeños repollos se consumen cocidos y luego rehogados. Recolectar las Coles de Bruselas frescas de nuestro huerto urbano y cocinadas correctamente, tienen un sabor delicioso y delicado.