La poda de cualquier frutal tiene una importancia vital sobre el cultivo, incidiendo en aspectos tan diversos como la sanidad y productividad del mismo.

Es este artículo nos centramos en la poda del almendro. La palabra poda es en sí compleja ya que varía en función del momento de vida del frutal, técnica de cultivo, variedad, etc.

Sistemas de formación del almendro

Oímos hablar de sistemas de formación de palmeta, espaldera, seto, cordón,… en el caso del almendro, el sistema de formación más adecuado y utilizado es el vaso. Dentro de este existen tipos como pisos, helicoidal, libre, etc., así como distintas intensidades de poda.

Así, se entiende como sistema de formación en vaso, una estructura básica formada por un conjunto equilibrado, constituido por:

  • Un tronco principal. Este debe tener una altura de 90 a 110 centímetros, con la idea de mantener la copa a una altura controlada que facilite las podas y recolección de la almendra, especialmente si esta es mecánica mediante el apero de vibrador de tronco.
  • La cruz. Es el punto de inserción de las ramas principales sobre el tronco, situándose a la altura referida de alrededor de un metro.
  • Ramas primarias. Son tres y también son llamadas principales o brazos. Estas salen unidas directamente al tronco en la zona denominada “cruz”.
  • Ramas secundarias. También llamadas pisos, crecen a lo largo de las primarias, de forma sistemática.
  • Ramas terciarias. Crecen sobre las secundarias, formando parte del armazón estructural del árbol.
  • Y ramas fructíferas, que crecen principalmente sobre las ramas secundarias y terciarias.

Cultivo del almendro en Els Alforins

Ramas de vida del almendro

Teniendo la visión global de la estructura de un almendro adulto, el conjunto de las ramas primarias, secundarias y terciarias, constituyen el armazón o esqueleto de la copa.

Estas ramas permanecerán en el árbol prácticamente durante toda su vida productiva. De ahí que también se les conozca como ‘ramas de vida’.

También tendrán una misión vital ya que serán la base de su estructura, favoreciendo la presencia y el buen desarrollo de las ramas fructíferas, además de contribuir a soportar el peso de la cosecha.

Consideraciones básicas para las ramas primarias

Entre las consideraciones básicas para la elección de las ramas primarias está la de evitar que las ramas principales no se inserten justo a la misma altura del tronco. Con ello se evita en gran medida los riesgos de rotura a la vez que se favorece una cierta jerarquía entre ellas.

También que el ángulo de inserción de las ramas primarias con respecto al tronco sea de unos 45º, lo que ayudará a su correcto porte.

En cuanto a la separación entre estas ramas principales, debe intentarse que sea lo más uniforme posible, de forma que el peso y volumen de copa se reparta equitativamente entre ellas. Para ello, además de la distribución, las ramas seleccionadas deberán tener una altura y vigor similares.

Consideraciones básicas para las ramas secundarias

En este grupo de ramas, la primera rama secundaria debe dejarse como mínimo a unos 30 o 50 centímetros del tronco, de forma que no adquiera un excesivo vigor y compita con la primaria.

También, con la elección de su disposición, conviene mantener una distancia entre pisos de unos 40 a 70 centímetros y evitar así que interfieran entre ellas.

En cuanto al ángulo de inserción de este grupo de ramas con respecto a las primarias debe ser de unos 45º para favorecer su ramificación y consistencia.

Es importante dejar por piso una rama secundaria por brazo y orientada en el mismo sentido. A lo largo de cada brazo se irá alternando la dirección de salida de las ramas secundarias, para conseguir una copa plena y armonizada.

Ramas de acompañamiento o de muerte del almendro

Por el contrario, aquellas ramas vigorosas que no pertenecen al grupo anterior, se les conoce como ‘ramas de acompañamiento o de muerte’. En este grupo no se contemplan las ramas no fructíferas ni chupones, que son eliminadas mediante podas ya sea durante el reposo invernal o en poda en verde.

Estas ramas tienen la misión de ser ramas fructíferas, eliminándose mediante poda cuando:

  • Interfieran el correcto desarrollo de las ramas estructurales.
  • Limiten la adecuada iluminación de la copa.
  • Dificulten la realización de labores culturales.

En ellas se localizan principalmente las hojas y los órganos reproductivos, por lo tanto, vitales para la actividad vegetativa y productiva del almendro.

Cultivo del almendro en secano

Sistema de poda del almendro

La poda evoluciona en forma e intensidad a lo largo de la vida del almendro. El conocimiento del estado físico del árbol y la técnica de manejo de la poda, son la combinación perfecta para obtener la máxima productividad durante el mayor tiempo de vida posible.

Teniendo esto en cuenta, se pueden establecer diferentes tipos de poda en función de diversos criterios:

  • El ciclo vegetativo anual. Poda en invierno durante el reposo vegetativo y la poda en verde durante la vegetación.
  • Atendiendo a la fase de la vida del árbol. Poda de plantación, formación, producción y de rejuvenecimiento.
  • Según la naturaleza del instrumental utilizado. Poda manual y poda mecánica.

Poda de plantación

La poda de plantación, como su nombre invita a adivinar, se realiza en el momento de la plantación.

Si la plantación se realiza con plantones a raíz desnuda, se sanearán sus raíces eliminando aquellas que se encuentren dañadas, a la vez que se recortarán las de excesiva longitud.

Si el plantón tiene la altura necesaria, se procede a despuntar sobre el metro de altura, con el objetivo de conseguir una buena cruz. Se eliminarán las brotaciones laterales no deseadas, a la vez que se extremarán los cuidados para no dañar las yemas situadas en la zona de la cruz.

Poda de formación

La poda de formación del almendro se realiza desde el primer año de plantación, hasta que el quinto o séptimo año, periodo en el que establece los niveles productivos y de desarrollo vegetativo cercanos a los máximos potenciales.

La poda de formación se realiza anualmente, tanto en verde como en invierno.

Poda de producción

Partiendo de la base que mediante la poda de formación se ha conseguido la adecuada estructura de la copa, la poda de producción será ligera y de rápida ejecución.

Durante el periodo vegetativo, la poda en verde será mínima o nula, salvo que aparezcan brotaciones del tipo ramas no fructíferas y chupones.

En cuanto a la poda de invierno, se centrará en eliminar chupones y aquellas ramas que interfieran la buena iluminación y ramificación de las ramas estructurales. También es un buen momento para aprovechar y renovar las ramas dañadas o que comiencen a dar síntomas de bajo crecimiento, necrosis o escasez de frutos.

La poda durante el reposo vegetativo debe ser anual, para mantener la copa en buen estado.

Poda de rejuvenecimiento

Con el tiempo se llega inevitablemente al envejecimiento del árbol, con una parada del crecimiento y disminución de las cosechas.

Llegado estos síntomas, hay que actuar mediante la poda de rejuvenecimiento, orientada a rejuvenecer y revigorizar el árbol y para ello son necesarias intervenciones drásticas de poda.

Esta técnica de poda consiste en:

  • Realizar podas para rebajar las ramas primarias a unos 30 ó 50 centímetros por encima de la cruz.
  • Hacer una renovación secuencial de las ramas primarias.
  • Una por año.
  • Empezando con la mejor iluminada, la orientada al sur.
  • De las brotaciones que van surgiendo por debajo de los cortes, darán como resultado la formación de una nueva copa.

De esta forma, se mantiene en buena medida el nivel productivo, a la vez que se evita fuertes desequilibrios entre la masa foliar y el sistema radicular.

Por supuesto, con el tiempo, la poda de rejuvenecimiento dejará de ser una opción, planteando la necesidad de arrancar la vieja plantación y poner una nueva.

Poda en verde del almendro

La poda en verde del almendro se realiza durante los meses de mayo y junio, periodo de actividad vegetativa del árbol. Sólo se realiza sobre ramas del año mediante cortes de aclareo o de rebaje.

La poda en verde actúa sobre los brotes cuando tienen una longitud superior a los 30 centímetros. Normalmente se realiza una vez al año y rara vez, por causas de fuertes crecimientos o deformaciones de la copa, llega a realizarse dos veces.

Dentro del concepto de poda en verde, se encuentran la realizada durante el primer año tras la plantación. Esta consiste en dejar entre cuatro a seis ramas en la zona de la cruz, eliminando todas aquellas que surjan por debajo de estas.

En los años sucesivos, se seguirán eliminando todas aquellas que surjan para dejar el tronco limpio por debajo de la cruz, respetando solamente las seleccionadas como ramas primarias. De igual forma las no necesarias sobre las secundarias (ramas de vida).

Poda de invierno del almendro

Al ser el almendro un árbol de hoja caduca, este tipo de poda se realiza durante los meses de noviembre a febrero según climatología del lugar, cuando el árbol está en parada vegetativa invernal.

Es la poda en sí, por excelencia. Y con ella se aplica a cualquier tipo de rama con cortes de aclareo o rebaje, que en función de las necesidades y objetivos de procederá a la eliminación total o parcial de la rama intervenida.

La poda de invierno irá enfocada a mantener limpias las ramas de vida (primarias, secundarias y terciarias). El primer año se dejará solamente las tres ramas principales. En caso de rotura o daños, que como consecuencia se pìerda una de ellas, la opción de seguir su formación con sólo dos ramas principales también es viable.

En cuanto a los criterios básicos de la poda de invierno para los distintos tipos de ramas, se centran en conseguir ramas de vida vigorosas, eliminar chupones y ramas no estructurales de muerte especialmente las que se dirijan hacia el interior o dificulten el correcto desarrollo de las de vida, eliminar las ramas fructíferas poco vigorosas y hacer un aclareo si hay excesivo número de ramas.

Para concluir, durante el cultivo del almendro, entender que la poda es la técnica de cultivo más intuitiva y subjetiva, por lo que es muy importante contar con unos conocimientos técnicos mínimos. Como también hay que saber que la experiencia del podador se gana con la práctica y capacidad de observación de las respuestas del árbol tras sus distintas intervenciones.