Sabiendo que la berenjena es una de las solanáceas más exigentes en temperatura, por no decir la que más, su cultivo se centra en verano al aire libre y en épocas más frescas, con apoyo de calefacción en invernadero.

Las temperaturas de referencia para el cultivo de la berenjena son:

  • Temperatura óptima nocturna: de 18 a 22ºC
  • Temperatura óptima diurna: de 22 a 26ºC
  • Su cero vegetativo: se sitúa en los 9-10ºC
  • Temperaturas bajas: por debajo de 11-12ºC provocan la caída de flores, deformidades y falta de color del fruto.
  • Temperatura de helada: se ve afectada por debajo de 0ºC.
  • Temperatura máxima: sufre a partir de los 35ºC y a los 45ºC es letal.

También le encanta la luz, si bien el exceso si va acompañado de altas temperaturas, fácilmente puede producir el planchado en sus frutos. Si por el contrario está sometida a una falta de luminosidad le favorece el ahilado, la provocación de malformaciones de flores y hojas.

Por lo tanto, la berenjena es considerada una planta de día largo, afectando su floración cuando el día dura menos de 12 horas.

Puede consultarse más datos en el artículo ‘informe técnico para el cultivo de la berenjena‘.

Semillero de berenjena

Para hacer un semillero de berenjena tenemos que tener en cuenta que su temperatura de germinación se sitúa entre los 23 y 28ºC. Durante los 10 días que suele transcurrir el proceso, se debe evitar que baje de los 18ºC y no exceda de los 35ºC.

Aunque su poder germinativo puede alcanzar los seis años, cuanto más joven sea mejor. En un próximo artículo desarrollaremos cómo hacer un semillero de berenjena con éxito.

Ya en cultivo, su desarrollo es adecuado con humedades relativas comprendidas entre el 65 al 70%, teniendo en cuenta que niveles más altos puede ayudar al ataque de enfermedades. De igual forma, niveles superiores al 85% persistentes en el tiempo suelen provocar un amarilleamiento de la planta, así como una disminución en el cuaje de sus flores. Estos datos pueden variar ligeramente según las variedades de berenjena.

Plantación de berenjenas

Preparación del suelo para el cultivo de la berenjena

El cultivo de la berenjena puede realizarse tanto al aire libre como bajo invernadero. En este último caso es muy habitual que su cobertura sea de malla monofilamento y no de film de plástico, para favorecer su ventilación y evitar excesos de temperatura por encima de sus valores críticos.

En el caso de su cultivo al aire libre, si el clima es cálido su plantación puede mantenerse en campo durante ocho o nueve meses. Tanto tiempo requiere realizar una buena preparación del suelo previa a su plantación.

Como uno de sus condicionantes es la presencia del hongo Verticillium albo-atrum que le afecta especialmente a su sistema vascular, es muy interesante tener presente la rotación de cultivos. Es aconsejable no repetir su cultivo en una misma parcela durante ocho a diez años.

De todas formas, ya sea por acortar ese periodo de rotación o no, una buena práctica es recurrir a plantas de berenjena injertadas de portainjertos, principalmente de tomate resistentes a este hongo.

Antes de la plantación debe nivelarse el terreno para evitar zonas con riesgo de inundación, especialmente si el riego es mediante surcos y no por goteo.

El suelo preferido por la berenjena es rico, profundo y bien drenado. Se adapta bien a un rango de pH de 5,5 a 8. Tolera la salinidad medianamente, aunque unas variedades mejor que otras.

Si el terreno está compactado, debe realizarse un pase de subsolador. Seguidamente se trabaja para soltar la tierra y marcar las hileras de plantación. Estas pueden realizarse en llano o en pequeños surcos.

Plantación de la berenjena

En el cultivo profesional, se parte de plantones cultivados por empresas de semilleros especializadas. Estas utilizan como semillero, bandejas de poliestireno expandido con 54 a 110 alvéolos. Esto depende en gran medida del tamaño de planta requerido.

Estas bandejas se llenan con un sustrato especial para semillero, que normalmente está formulado con turba rubia de fibra corta junto con fibra de coco. La temperatura óptima de germinación ya la hemos adelantado anteriormente.

Las plántulas de berenjena pasan de 45 a 60 días en el semillero. El trasplante se realiza cuando la plántula posee como mínimo un par de hojas verdaderas y su sistema radicular tiene explorado todo el sustrato. El tiempo de desarrollo de esta fase también varía ligeramente según las variedades de berenjena.

En las zonas del arco mediterráneo cálido, las plantaciones al aire libre pueden comenzar a partir de marzo. Las situadas al sur de la península y Canarias, al ser más cálidas puede adelantarse incluso a febrero.

Por el contrario, en zonas del interior peninsular, al ser más frías, hay que esperar a finales de primavera: mayo y junio.

El forzado del cultivo de la berenjena

Para semiforzar el cultivo al aire libre, se puede utilizar un acolchado plástico a modo de pequeño túnel con polietileno transparente de 200 a 300 galgas. En tal caso, este microtúnel tiene que ir ventilándose progresivamente para que la planta se aclimate en el tiempo, dejándolo cada vez más abierto hasta eliminar el plástico por completo.

Otra técnica empleada en el semiforzado, es el empleo de polipropileno no tejido o manta térmica de una densidad de unos 17 a 20 gramos por metro cuadrado. Este tipo de cobertura permite mantenerla durante más tiempo y evita además la entrada de plagas durante las primeras fases de cultivo. Al evitarse estos ataques, también se elimina o disminuye notablemente la trasmisión de virosis.

Para eliminar la salida de malas hierbas, se recurre al acolchado con láminas de polietileno negro de 0,015 a 0,025 milímetros de espesor. En cuanto su anchura, la suficiente para cubrir algo más del surco: 50 a 100 cm de anchura. Destacar que por cuestiones medioambientales, el uso de plástico biodegradable para el acolchado va siendo cada vez más popular.

Flores de berenjena

Marco de plantación de la berenjena

En cuanto al marco de plantación de la berenjena, normalmente es de 1,2 metros entre hileras y 0,75 entre plantas. Este marco puede variarse notablemente ya sea por cuestiones del vigor de la variedad o para adaptarlo a los espacios logísticos necesarios de paso de maquinaria de tratamiento o de recolección.

La plantación se suele realizar a mano o de forma mecanizada, enterrando el cepellón hasta los cotiledones, aunque posteriormente se puede aporcar. Si se realiza sobre acolchado, se recomienda esparcir un poco de tierra alrededor de la plántula para evitar quemaduras por el contacto con el plástico. Si este es negro suele alcanzar temperaturas altas.

Riego de la berenjena

Respecto al riego, la berenjena es una planta de altas necesidades en agua. Por ello, para su buen arraigue se comenzará con un riego copioso en el momento de la plantación, que según la textura del terreno se repetirá nada más se vea que empieza a quedar seco, normalmente a los 8 o 12 días. En ese momento se puede aprovechar para reponer las posibles mermas.

Los siguientes riegos se espaciarán de modo que, sin dejar que el terreno se seque, sí estimule a la planta a emitir un buen sistema radicular. El periodo este puede ser hasta el cuaje de los primeros frutos.

Tras el cuajado de los primeros frutos, normalmente desde mayo a julio según zonas, se intensificarán los riegos para evitar una rápida maduración de las bayas y que estas alcancen las dimensiones normales y no sufran pérdidas de sus características organolépticas.

Abonado de la berenjena

Si la berenjena destaca por sus altas necesidades de agua, también lo es en nutrientes.

La aportación de estiércol junto NPK más magnesio como abonado de fondo durante la preparación del terreno es muy importante si se cultiva con riego a manta. Un par de semanas tras la plantación permite una primera aportación de nitrato amónico y una segunda al comienzo de la recolección.

Si se cultiva en fertirrigación, al comienzo del cultivo se puede aumentar el nitrógeno con respecto a otros macroelementos, cambiando el equilibrio al comienzo de su floración.

La poda y el tutorado de la berenjena

El cultivo de la berenjena al aire libre no requiere poda. La planta crece de forma arbustiva y como mucho, se puede recurrir a la eliminación de los brotes axilares en la base del tallo.

Su cultivo bajo malla es distinto porque hay que ir dirigiendo su crecimiento vertical. Y aquí, a su vez se hace necesario el tutorado orientado a obtener producciones de mayor calidad.

Con el tutorado se consigue mejorar la eficacia de los tratamientos fitosanitarios, facilitar la recolección y su aireación, lo que evita en gran medida la aparición de enfermedades por hongos.

Para el tutorado bajo invernadero se suele recurrir a cuerdas o rafias sujetas a la estructura para mantener el cultivo fuera de las áreas de paso. Con ello también se consigue que se rompan ramas por el peso de sus frutos.

Al aire libre, el tutorado puede consistir en crear unos soportes con cañas o varillas metálicas a lo largo de las filas de cultivo, que permitan mediante cuerdas o rafias horizontales, ir sujetando la planta y evitando que se abran en exceso.

Los hilos longitudinales sujetos a las cañas se van colocando a diferentes alturas según va desarrollándose el cultivo. Estos hilos pueden colocarse cada 30 o 40 centímetros.