Con el madroño (Arbutus unedo) estamos ante un árbol silvestre y típico de los bosques de clima mediterráneo y por lo tanto rústico que requiere pocos cuidados para su cultivo en un huerto urbano de campo o jardín. Su cultivo en contenedor es más delicado y aunque se puede cultivar en él, recomendamos que se haga preferentemente sobre el terreno.

Para su plantación en el campo o jardín es preferible adquirirlo ya cultivado en maceta o contenedor. Normalmente lo podemos encontrar en centros de jardinería en contenedores que oscilan entre 3 a 30 litros, con una altura de planta de 40 a 120 centímetros. Aunque los podemos adquirir en tamaños mayores, además de que su precio es más elevado, es preferible que arraigue joven en el terreno porque se desarrollará más rápidamente y ya adaptado a él.

Para su plantación directamente en el terreno elegiremos un espacio que no es muy habitual para la mayoría del resto de frutales: un lugar fresco y con horas de día sombrías, sobre todo si estamos en una zona de clima muy cálido ya que en su hábitat natural requiere de inviernos templados y algo lluviosos.

De la misma forma prefiere suelos poco arcillosos y secos. Lo ideal es un terreno algo profundo, fértil y que drene bien, sin importarle si es algo pedregoso, es más… lo prefiere porque drenará mejor.

Decimos que es un árbol frutal, pero en realidad es de porte más bien pequeño por lo que debemos prever su espacio vital para dentro de varios años: unos dos o tres metros alrededor de él. Por otra parte, con uno o dos ejemplares tendremos suficiente para degustar sus frutos e incluso regalar unos cuantos a nuestras amistades.

Para su plantación realizaremos un hoyo de unas dimensiones mayores del cepellón en el que viene y aprovecharemos si la tierra no es muy buena para mejorarla. Quitaremos el contenedor y tras poner una base de tierra mejorada en el fondo, colocaremos el árbol sobre esta base de modo que quede a nivel del terreno. Rellenaremos con esta tierra los espacios libres, apisonaremos ligeramente y crearemos una especie de caballón alrededor para que retenga mejor el agua de riego. Le daremos un primer riego copioso y los siguientes los iremos gestionando según las características del terreno, sabiendo que durante el primer año debe de disponer de más humedad. El pH del terreno debe ser más bien neutro, ni muy ácido ni muy calizo.

Frutos de madroño

Si la zona donde lo plantamos está sometida a fuertes vientos debemos tutorarlo, aunque lo ideal es que no sufra esta exposición. El madroño soporta sin problemas el calor y cierto grado de sequía, a la vez que es algo más sensible al frío cuando es joven.

En cuanto al riego, serán con la frecuencia necesaria para mantener el terreno húmedo sin llegar al encharcamiento. En ellos podemos añadir un fertilizante mensualmente durante las estaciones de primavera y verano. Durante el otoño e invierno fertilizaremos con abonos más ricos en potasio, recordemos que florece y maduran sus frutos alrededor de esta época del año.

Como en resto del huerto urbano, lo mantendremos limpio de malas hierbas, sobre todo mientras es joven para evitar competencia por la luz, nutrientes y la humedad.

Sobre su poda la verdad es que es un tema delicado ya que durante todo el año tiene flores o frutos e incluso en momentos del año los dos. Partiendo de la base de que tiene una gran capacidad de rebrote, nos limitaremos a eliminar ramas indeseadas para que el árbol esté más aireado, aquellas dañadas y los brotes que sean emitidos en la parte más baja del tronco. Cuando podemos lo haremos con tijeras bien afiladas y serrucho para las más gruesas para que los cortes sean lo más limpios posibles. Si las heridas son grandes conviene aplicar sobre ellas una pasta protectora para evitar la entrada de hongos y facilitar la cicatrización.

Plagas y enfermedades del madroño

El madroño, al ser un árbol poco delicado rara vez podemos ver presencia de pulgones y mosca blanca y de aparecer se controlan fácilmente con insecticidas sistémicos. Ojo, nunca debemos aplicarlos en momentos de floración para no afectar a las abejas ni cuando sus frutos estén próximos a su recolección.

Respecto a posibles enfermedades, si no creamos un exceso de humedad no habrá problemas. Si el terreno no es el adecuado y es muy arcilloso es posible que se presente la Phytophthora sp, un hongo que afecta a las raíces y provoca su pudrición, así como la Armillaria mellea que también ataca a las raíces.

En cambio, una enfermedad frecuente en los madroños es la Septoria unedonis, también llamada mancha negra del madroño. Esta ataca a sus hojas y se manifiesta con manchas oscuras de margen rojizo que se van extendiendo llegando en ocasiones, a originar la caída de la hoja afectada y como consecuencia directa la pérdida de vigor de la planta y la producción de frutos.