A la Moringa también se la conoce como el árbol de la vida, quizás porque de él se aprovecha todo y es una gran fuente de alimento, especialmente para poblaciones ubicadas en zonas geográficas con pocos recursos.

Es sin duda una planta (árbol) muy apreciada y que actualmente goza de un interés especial para ser plantada además en jardines y huertos urbanos. De sus derivados podemos encontrar en el mercado de dietética y alimentación un amplio catálogo de productos en polvo, jarabes, cremas, etc. sin duda una muestra clara, al igual que ocurre con el Aloe vera, del interés de ciertas empresas para generar negocio en torno a la Moringa.

La Moringa oleifera es una planta repleta de nutrientes esenciales y como especie valiosa económicamente se puede encontrar creciendo de forma natural en las estribaciones del Himalaya en climas cálidos.

Fruto del interés económico su cultivo ya se encuentra extendido en amplias zonas de países como la India, Etiopía, Filipinas, Sudán, África oriental, occidental y austral, Asia tropical, América Latina, el Caribe, Florida y las islas del Pacífico. Ya y de forma más puntual por todo el mundo donde la climatología lo permite, ya sea en pequeñas explotaciones como plantas aisladas en huertos urbanos y jardines.

Moringa oleifera

La Moringa oleífera es su nombre científico, pertenece a la familia Moringaceae y es originario de la India. Esta posee otros nombres populares como por ejemplo marango, paraíso, paraíso blanco en Centroamérica, Perlas en Guatemala, Palo Jeringa en Cuba, Perlas en Guatemala, Terebinto en El Salvador, Jacinto en México o Reseda en España.

Su rusticidad le permite crecer prácticamente sobre cualquier tipo de terreno e incluso soportar periodos estacionales muy secos, por lo que invita a cultivarse en huertos urbanos de secano con garantía de éxito. Pero ojo, el que pueda vivir en condiciones desfavorables no quiere decir que pueda desarrollarse mejor en condiciones favorables.

Es un árbol de hoja caduca y de rápido crecimiento pudiendo llegar a superar los doce metros de altura en estado adulto, por lo que huertos urbanos de pequeñas dimensiones debe recurrirse a podas periódicas para mantener su crecimiento dentro de las dimensiones deseadas.

Sus ramas son quebradizas y están recubiertas de una corteza suberosa, con cierta tendencia a ser colgantes.

Sus hojas son tripinnadas con una longitud entre 30 a 60 centímetros de largo, compuesta por muchos folíolos de pequeño tamaño de color verde claro.

Su floración se desarrolla en inflorescencia compuestas por pequeñas flores de dos a tres centímetros de diámetro, de color blanco o blanco crema y con aroma. Florece al poco más del medio año de su plantación.

Sus frutos son finas vainas colgantes de color marrón con una longitud que pueden llegar a superar los 120 centímetros. Sus semillas son de color marrón oscuro y con tres alas, que les ayuda a su dispersión tras abrirse las vainas maduras.