Su nombre científico es Thymus vulgaris, aunque se le conoce más como tomillo o tremoncillo. Pertenece a la familia de las labiadas y encuentra en el clima mediterráneo su hábitat natural. Se emplea tanto como condimento para darle sabor a las carnes, sopas y guisos, como planta medicinal en infusión para curar por ejemplo resfriados. Por ello, es una planta que no debería faltar en el huerto hurbano.

Cómo cultivar el tomillo (Thymus vulgaris) en el huerto urbano es muy sencillo y podemos partir de semilla o de una planta cultivada ya en maceta que podemos comprar fácilmente en cualquier floristería, centro comercial o centro de jardinería. Por su rapidez de cultivo, esta última opción es la más recomendable.

En el caso de querer partir de semilla. La siembra se realiza a finales de invierno (en el hemisferio norte), para disponer de plantas ya adultas durante la primavera y verano. Aunque no es la mejor opción, también podemos sembrar a finales de verano para disponer de tomillos durante el otoño. Con un sobre de semillas tendremos de sobra para todo el año.

Pero insistimos que la opción más rápida y cómoda a la hora de plantearnos el cómo cultivar el Tomillo (Thymus vulgaris) en el huerto urbano es partiendo de plantas ya cultivadas en maceta. Necesitaremos de dos a cuatro plantas por familia para todo el año.

En el mercado los podemos encontrar en diferentes tamaños de maceta. Desde los más pequeños de 11 a 13 centímetros de diámetro, a los más grandes que pueden llegar a mediar unos 22 centímetros de diámetro.

En cada una de estas macetas veremos que hay plantadas un grupito de plantitas juntas.

En el huerto urbano de terraza o balcón, para la plantación debemos de prestar un especial cuidado a la hora de la elección del sustrato. Este debe de ser de plantas para exterior y que contenga un buen porcentaje de arena que mejore su drenaje. Su pH debe de situarse entre 5,5 y 6,3, aunque un poco por encima no supone grandes problemas.

El abonado de fondo debe de ser equilibrado, aunque ligeramente más rico en potasio para evitar que el Thymus vulgaris crezca excesivamente tierno y poco compacto.

Si se dispone de fertirrigación, un equilibrio de 1-0,5-1,5 más microelementos puede ser el recomendado, realizando aportes de 0,5 gramos por litro una o dos veces a la semana.

Su exposición será a pleno sol y no necesita de pinzados ya que rebrota con suma facilidad.

Los riegos deben de controlarse para evitar un exceso de humedad. El riego localizado es el más recomendado y debe de realizarse cuando el sustrato comience a estar ligeramente seco, para favorecer el desarrollo radicular y evitar el someter a la planta a un estrés innecesario.

En el caso de un huerto urbano de campo, a la hora de cómo cultivar el tomillo, las zonas perimetrales del mismo son las ideales. Las plantaremos con una separación mínima de 50 centímetros ya que son plantas que tienden a extenderse en el suelo.

También tendremos que tener cuidado con el riego, por lo que deberíamos plantarlos en aquellas zonas que en su conjunto necesiten menos necesidades de agua.

De ellos, iremos recolectando las ramitas según se necesiten y podremos disponer de ellas prácticamente casi todo el año.