Una de las aplicaciones de las mallas antihierba es la de cubrir embalses de agua de riego, aportando grandes ventajas al agricultor y al medioambiente.

Es muy importante no confundir las mantas antihierba biodegradables utilizadas en agricultura con las mallas antihierba, también conocidas como mantas antihierba, mallas de control de malezas o geotextiles antihierba.

Estas mantas antihierba pueden ser biodegradables, están fabricadas con materias primas orgánicas y en un plazo razonable de tiempo, terminan pasando a formar parte del suelo sin ser un residuo. Su función como cubrimiento de embalses de agua de riego no es adecuada.

Ventajas de las mallas antihierba cubriendo embalses de riego.

Las ventajas de las mallas antihierba para cubrir embalses de agua de riego son varias. Entre ellas se encuentra el control de algas y malas hierbas porque al impedir la entrada de luz solar, evitan su crecimiento tanto en la superficie como en el fondo del agua, reduciendo la necesidad de tratamientos químicos para su control.

Al evitar la proliferación de algas y malezas, como consecuencia, las mallas antihierba también contribuyen a mantener la calidad del agua de riego, reduciendo la turbidez y evitando la pérdida de oxigenación. Por supuesto, a actuar como pantalla, también mantiene el agua limpia de polvo, hojas secas y otros elementos que suele transportar el viento.

El agua del embalse, al estar protegida de la luz directa del sol y no estar en contacto directo con las corrientes del aire, se reduce notablemente la evaporación, optimizando su uso y reduciendo las pérdidas por estos factores.

Otro factor, como ventaja, es la protección de la fauna, evitando que lleguen al agua aves o pequeños insectos, que perezcan ahogados por no poder salir del embalse.

Tipos y selección de mallas antihierba para embalses de uso agrícolas.

Aunque en este artículo nos referimos a las mallas antihierba para el cubrimiento embalses de agua de riego, también existen otros fabricados con funciones similares. Por ejemplo, las mallas de sombreo muy tupidas.

En cuanto a la selección de la malla adecuada, es importante elegirla con una permeabilidad, resistencia y tamaño de orificios, adecuados para las condiciones específicas del embalse.

Estas mallas deben instalarse correctamente para asegurar su efectividad y evitar daños a la estructura del embalse. Y por supuesto, requieren un mantenimiento regular, realizando inspecciones periódicas y limpieza ocasional de la malla para mantener su funcionalidad.

Es muy importante tener presente la seguridad del embalse de agua de riego, con su correspondiente valla de cerramiento, indicadores, etc. evitando el paso a toda persona no autorizada. Una ocultación visual del embalse puede conllevar imprudencias con consecuencias muy graves.

¿Cómo instalar este tipo de malla antihierba en un embalse?

La instalación de mallas antihierba en un embalse requiere algunos pasos específicos para garantizar su correcta colocación y efectividad. Esta puede ser una guía detallada del proceso.

Preparación previa a la instalación de la malla.

Lo primero es la limpieza del terreno perimetral y colindante. Es fundamental eliminar cualquier tipo de vegetación, residuos o piedras que puedan interferir con la instalación de la malla.

Otro factor a tener en cuenta es la medición del área a cubrir. Esta debe hacerse con precisión para permitir calcular la cantidad de malla necesaria y evitar desperdicios.

Y por supuesto, la elección de la malla adecuada para las condiciones específicas de la balsa.

Instalación de la malla sobre la balsa.

Una vez realizado el trabajo previo, se procede a su instalación. Para ello, lo primero será anclar correctamente los puntos de sujeción de la malla por todo el perímetro de la balsa. Estos soportarán una fuerte tensión, no solo por el peso de la malla, sino también por el flujo de aires que roza sobre ella, e incluso, la acumulación de agua o nieve en caso de lluvia o nevada.

Una vez colocados los puntos de sujeción, se procede a crear el entramado de cables tensados sobre el que se apoya la malla antihierba.

Seguidamente, se procede al desenrollado y extensión de la malla sobre la superficie de la balsa, asegurando de cubrirla completamente. Hay que dejar un margen adicional de aproximadamente 20 a 50 centímetros en los bordes para facilitar la sujeción.

El siguiente paso es la fijación de la malla sobre el perímetro y entramado del cableado. Es conveniente un doble cableado por la parte superior de la malla para una fijación más robusta. También, si se ve conveniente, se puede fijas su perímetro al suelo mediante grapas o estacas especiales. Estas se colocan a distancias regulares, aproximadamente cada 30 a 50 centímetros, para garantizar una fijación firme. Y seguidamente, si así también se desea o conviene por la meteorología reinante de la zona, cubrir los bordes de la malla con tierra u otros materiales.

Destacar que la superficie del embalse, debe tener una o varias puertas de acceso a su interior, para su mantenimiento y poder acceder a su interior si procede.