El perejil es una aromática, condimentaria y culinaria muy agradecida, además de ser una de las plantas más populares en la gastronomía mundial. Podemos cultivarla en cualquier tipo de huerto urbano y dada su rusticidad, con prácticamente total garantía de éxito.

El perejil se llama científicamente Petroselinum sativum, es originario de la zona mediterránea y pertenece a la familia de las Apiaceas.

Su cultivo en el huerto urbano de campo, se tiende a plantar unas cuantas pequeñas plantas aisladas en zonas lindantes, garantizando su abastecimiento durante todo el año. En huertos urbanos de terraza y balcón, una o dos macetas serán suficientes para nuestras necesidades gastronómicas.

El perejil es una planta umbelífera que se comporta como bianual y se cultiva por sus hojas y propiedades gastronómicas.

El Petroselinum sativum crece en forma de roseta empenachada de hojas muy divididas, alcanzando fácilmente los 40 centímetros de altura. Sus tallos son generalmente erguidos y creciendo de forma herbácea. Sus hojas son largamente pecioladas en casi todas las variedades. Hablando de variedades, estas las podemos clasificar en tipos, según si son de hojas lisas o rizadas, muy divididas o no… y más o menos aromáticas.

Sus hojas son ricas en vitaminas, siempre que se consuman en crudo, ya que la cocción elimina parte de sus componentes vitamínicos.

Los tallos floríferos del perejil terminan en umbela, con flores son de color blanco verdoso. Estas inflorescencias tienen sobre una docena de radios primarios y sus flores apenas tienen unos 2 milímetros de longitud. Una vez fecundadas, el fruto es un diaquenio de 3 a 4 milímetros de diámetro, ovoide y es empleado como semilla.

El perejil también puede estar en una pequeña maceta en la cocina durante un determinado tiempo. En estos casos conviene que tengan la mayor luminosidad posible. Y cuando veamos que se va deteriorando (es una planta de exterior), siempre la podemos sacar a la terraza o balcón hasta que se recupere.