Para cultivar la berenjena con éxito, antes de iniciar su cultivo debemos de prestar interés por las necesidades edafológicas de esta planta. Sólo así, sabremos si las condiciones que se darán en nuestro huerto urbano serán las adecuadas para su cultivo.

En el caso de la berenjena es especialmente importante ya que los factores de terreno o sustrato y climáticos se encuentran estrechamente relacionados y la incidencia de cada uno de ellos interrelaciona sobre el resto.

A continuación daremos una serie de datos para que nos sirva de referencia con respecto a los que realmente tengamos en nuestro caso. Pequeñas variaciones pueden ser tolerables, pero si los factores están muy alejados, casi con toda seguridad, nuestro cultivo estará destinado al fracaso.

La berenjena es muy exigente en temperatura, más que el tomate y el pimiento. Es un cultivo idóneo para climas cálidos y secos ya que soporta bien las temperaturas elevadas, siempre que la humedad sea adecuada. ¡Puede tolerar hasta los 45ºC.!

La temperatura ideal de germinación es de 20ºC, la de crecimiento se sitúa en torno a los 25ºC y la de floración y fructificación un poco más. Los extremos están sobre los 10ºC de mínima y los 45ºC de máxima. Fuera de este rango paraliza o sufre en su desarrollo. La berenjena se hiela con temperaturas por debajo de los 0ºC.

La humedad relativa óptima está alrededor del 60%. Si es más alta se favorece el desarrollo de enfermedades aéreas y dificulta la fecundación. Si además está acompañada de temperaturas elevadas afectará a su floración, siendo deficiente, aborto de flores y los frutos cuajados serán deformes. Lo mismo sucederá si la humedad relativa es muy baja.

La berenjena es un cultivo de verano y requiere mucha luminosidad. Con la llegada del otoño, con menos de 10 horas de luz, aunque las temperaturas sean elevadas… se producirá un ahilamiento de los tallos, una malformación de sus flores y hojas, baja fecundación y la que se produzca corremos el riesgo de que nos dé frutos deformes y pulpa de textura esponjosa y por lo tanto desagradable al comer.

En cuanto al terreno, en huertos urbanos de campo necesitaremos que la capa de suelo sea más de 45 centímetros ya que la berenjena posee un potente y profundo sistema radicular. Le favorece los suelos francos y profundos.

Los terrenos arcillosos y poco drenados nos aseguran problemas de asfixia radicular. Este factor también debe de tenerse en cuenta para su cultivo en huertos urbanos de terraza o balcón, eligiendo para ellos macetas o jardineras profundas y al ser posible con buen volumen. En estos recipientes, pondremos una pequeña capa en el fondo de arcilla expandida o grava para favorecer el drenaje ya que los sustratos utilizados en estos casos suelen ser muy turbosos y por lo tanto, propensos a retener agua en los fondos.

Los valores de pH óptimos oscilan alrededor del 6,5. Los sustratos o tierras muy ácidas favorecen los problemas de crecimiento y productividad.

Volvemos a destacar sus necesidades de iluminación para su crecimiento compacto y correcta floración. En huertos urbanos de terraza y balcón, la orientación de estos es fundamental. Si carecemos de buena iluminación, es recomendable no abordar su cultivo de entrada y optar por otras hortalizas que sí nos darán la producción esperada.