La Melisa tiene como nombre científico Melissa officinalis, pertenece a la familia de las Lamiáceas y es originaria del sur de Europa. Podemos cultivarla en nuestro huerto urbano como planta aromática y medicinal de forma muy fácil.

En el huerto urbano de campo, al igual que como hacemos con el Romero o la Salvia por ejemplo, la podemos cultivar en los márgenes como plantas aisladas. En un huerto urbano de terraza o balcón, con una o dos plantas tendremos suficiente para todo el año.

La Melisa es también conocida con muchos nombres como toronjil, citronela, hierba de limón, citronela, abejera, apiastro, bedaranjí, cedrón, hierba luna, cidronela, citraria, hoja de limón, torongil, toronjina…

Se trata de una hierba perenne, hemicriptófita, que en su hábitat natural crece de forma silvestre en prados húmedos, claros de bosque, a la vera de los ríos o en setos y campos cultivados.

Sus partes herbáceas poseen un intenso aroma a limón cuando se las machaca, debido a su contenido en terpenos, citronella, citronelol, citral y geraniol.

Su aspecto vegetativo nos recuerda al de la ortiga, con hojas grandes, pecioladas y con márgenes dentados, de color verde claro brillante, aunque sin sus apéndices urticantes. En cuanto a su porte, sus tallos se ramifican desde la base y en su conjunto puede como planta superar fácilmente el medio metros de altura.

La Melisa, al igual que la Mentha, su parte aérea tiende a desaparecer durante los meses fríos del año, pero de su raíz perenne brotarán todos los años con nuevos y potentes brotes.

Su floración se centra durante el verano, con flores de color blanco o rosado sin apenas vistosidad.

La Melisa se consume principalmente en infusión ligera, tiene propiedades antispasmódicas y por su efecto como reequilibrador del sistema nervioso está indicada como calmante natural en casos de nerviosismo, ansiedad, palpitaciones, insomnio y cefaleas de tipo nervioso.

También actúa con eficacia contra los mareos, nauseas, indigestiones, acidez, dolor cólico, flatulencia y otros trastornos gástricos provocados por la tensión nerviosa.

El aceite esencial también se utiliza para aplicar sobre herpes y diversas heridas cutáneas, y con el jugo fresco de la planta se mitigan los escozores de las picaduras de insectos y como cicatrizante de arañazos y heridas superficiales de la piel.

A principios del siglo XVII, los carmelitas descalzos obtuvieron a partir de la melisa, la conocida ‘Agua del Carmen’, un efectivo licor contra las crisis nerviosas.