Entre los fertilizantes utilizados en el huerto como mejoradores del suelo se encuentran aquellos que contienen ácidos húmicos y ácidos fúlvicos. Muchos de ellos añaden en la etiqueta que estos ácidos húmicos y fúlvicos son procedentes de leonardita, como garantía de máxima.

Pero la palabra leonardita es más un nombre comercial que una materia prima ya que en sí se trata de una forma oxidada del lignito que es muy rica en ácidos húmicos y se puede encontrar en muchas minas de carbón repartidas por muchos países del mundo.

¿Qué es la leonardita?

La leonardita es una materia orgánica asociada al lignito, que aún no ha terminado su proceso de trasformación hacia carbón, como concepto de mineralización.

Su nombre como tal se le puso en homenaje al Dr. A.G. Leonard, primer director del Servicio Geológico del Estado de Dakota del Norte y primer científico que estudió las propiedades de esa sustancia.

Es un nombre con el que se define genéricamente a un tipo de lignito y, por lo tanto, al tratarse de materia orgánica en proceso de mineralización, existen actualmente minas de este producto en diferentes partes del mundo, siempre asociadas a la mineralización del carbón.

En España y por poner un ejemplo se extrae de las cuencas mineras de carbón de Teruel y ha supuesto una nueva fuente de riqueza alrededor de esta actividad minera. Como avanzamos, esta forma oxidada del lignito es muy rica en ácidos húmicos, los cuales influyen en la fertilidad del suelo y, por lo tanto, en la calidad de la planta.

Tras poner el foco en este material, varias empresas han promovido en la zona proyectos empresariales para la explotación y transformación de esta materia prima. Siguiendo y como ejemplo hay yacimientos emplazados en Oliete o Alcaine que contienen afloramientos de muy buena calidad.

Destacar que, en estos afloramientos de carbón, la leonardita aparece en las capas superiores de las minas y son llamados polvos y que no arden.

¿Cómo son los fertilizantes de leonardita?

Para hacerse una idea de las ventajas de la leonardita, si el estiércol tarda alrededor de los cuatro e incluso cinco años en producir ácido húmico, la leonardita lo hace de forma inmediata. Otra de las ventajas asociada a este material es que se puede prescindir del uso de ciertos productos químicos para que la planta absorba hierro.

La leonardita en sí es la materia prima utilizada para la fabricación de fertilizantes a base de ácidos húmicos y ácidos fúlvicos. Esta difiere de las turbas humificadas por su mayor grado de oxidación y su bioactividad a través de su estructura molecular.

Hay empresas fabricantes de primer nivel que poseen minas propias, normalmente de carbón, que obtienen este material de las capas poco mineralizadas en fase de lignito.

Por otra parte, las hay simplemente formuladoras, abasteciéndose de esta materia prima recurriendo a su compra en minas de diferentes partes del mundo.

Los ácidos húmicos y ácidos fúlvicos se extraen de la leonardita mediante procesos químicos. De ahí, estos ácidos se formulan en diferentes concentraciones, ya sean solamente ellos, por separado o mezclados con otros nutrientes.

Estos formulados pueden presentarse en el mercado como sólidos, sólidos solubles y líquidos. Solo los fertilizantes formulados solubles o líquidos de mejor calidad pueden ser aplicados mediante riego por goteo. Destacar que estos ácidos húmicos permiten mejorar las propiedades del suelo útiles para la agricultura, así como que los ácidos fúlvicos sirven de vehículo a los nutrientes para entrar con mayor rapidez en el interior de la planta.

¿Cómo se formó la leonardita?

La formación de la leonardita (lignito) comenzó su ciclo en la era carbonífera del Paleozoico, hace unos 280 millones de años.

De las amplias y jugosas vegetaciones de aquel momento en diferentes partes del mundo, se fueron destruyendo y comenzando su fase de carbonización.

Durante este proceso, se fueron exprimiendo los ricos jugos orgánicos, formando originalmente lagunas de poca profundidad que también se carbonizaron dando origen a la leonardita.

A través de los millones de años de su formación, la leonardita ha estado sujeta a toda clase de acciones físicas y químicas, como también microbiológicas, para llegar a su forma actual.

En su extracción, se separan estas ricas capas, no válidas como carbón, y trasportadas a las industrias fabricantes de fertilizantes.