La producción hortofrutícola en Canarias cuenta con un enclave agrícola singular en el contexto europeo y su producción agrícola está presente en él.

Su condición de archipiélago, con un clima subtropical, le confiere unas ventajas productivas excepcionales, pero a la vez plantea desafíos técnicos relacionados con la escasez de agua y la particularidad de sus suelos.

Este equilibrio entre oportunidad y limitación ha forjado un sector hortofrutícola altamente especializado, tecnológico y orientado a mercados singulares y de alto valor.

El clima, suelo y tecnología de Canarias son las bases de la producción.

El potencial agrícola canario se sustenta en un clima que funciona como un invernadero natural, con una media de 4.800 horas de luz anual y temperaturas estables.

A esta ventaja se suma una notable diversidad de microclimas, generada por la orografía y la influencia de los vientos alisios. De hecho, además de climas tropicales y subtropicales, por ejemplo, cuenta con fenómenos como el «mar de nubes», una capa de estratocúmulos que se forma entre los 500 y 1.500 metros de altitud en las vertientes norte de las islas de mayor relieve, aportando una humedad fundamental para determinados cultivos.

Sin embargo, los suelos son predominantemente de origen volcánico, porosos, con baja capacidad de retención hídrica y escasa materia orgánica. Para superar esta limitación, la intervención de los agricultores ha sido decisiva, modelando el paisaje a través de estructuras como los bancales o terrazas para controlar la erosión en pendientes.

En las islas más áridas, como Lanzarote y Fuerteventura, el ingenio les ha permitido desarrollar sistemas como las gavias (muros para captar escorrentías) y los arenados (cubiertas de ceniza volcánica o picón), una técnica ancestral de mulching que conserva la humedad del suelo de forma muy eficiente, como en Almería lo es sus famosos enarenados, técnica agrícola similar que consiste en cubrir el suelo con una capa de arena de 10 a 12 centímetros de espesor, para mejorar las condiciones de cultivo en zonas de escasez de agua.

Como se aprecia, en la agricultura en Canarias, el agua es el principal factor limitante. La escasez hídrica ha convertido al archipiélago en un referente en la implementación de tecnologías de riego localizado de alta eficiencia (goteo, microaspersión, riego subterráneo) y en la gestión avanzada de recursos hídricos, incluyendo el uso de aguas desalinizadas y regeneradas, además de equipos de gestión de agua como programadores de riego, sondas de humedad, etc.

Frutos de mango en el árbol

Análisis de los principales cultivos frutícolas.

El sector frutícola canario está claramente liderado por el plátano (Musa acuminata) con variedades muy arraigadas a la región, que es el principal producto agrícola de exportación y un pilar económico, especialmente en las islas de Tenerife, La Palma y Gran Canaria. Su mercado se centra fundamentalmente en la Península Ibérica y la Unión Europea.

Paralelamente, se ha producido una notable diversificación hacia frutas tropicales de alto valor. El cultivo del aguacate (Persea americana) ha experimentado un crecimiento exponencial, pasando de 816 hectáreas en 2007 a 2.484 en 2023. El mango (Mangifera indica) sigue una trayectoria similar.

Árbol de papaya en cultivo

Una segunda etapa de diversificación está consolidando producciones que hasta hace poco eran experimentales. Como ejemplos, podemos referirnos a la papaya (Carica papaya), con 414 hectáreas en 2023, tiene su principal núcleo productivo en Tenerife (Tejina, Punta del Hidalgo, Valle Guerra), con producciones relevantes también en Gran Canaria y La Palma. Otros frutales como la pitahaya (Hylocereus undatus), la piña tropical (Ananas comosus), concentrada en El Hierro, la parchita o maracuyá (Passiflora edulis), el litchi (Litchi chinensis) y el longan (Dimocarpus longan) ya se cultivan a escala comercial, destinados tanto al mercado local como a nichos de exportación.

Mención aparte merece la viticultura. Los vinos canarios, con diversas Denominaciones de Origen en islas como La Palma, El Hierro o La Gomera, son muy apreciados por las características únicas que les confiere el suelo volcánico.

Tomates tipo canario en malla

La producción hortícola para la exportación y el autoabastecimiento canario.

En el campo de las hortalizas, la papala patata (Solanum tuberosum) es un cultivo fundamental para el consumo local y la gastronomía canaria, con una gran diversidad de variedades tradicionales.

Históricamente, el tomate (Solanum lycopersicum) ha sido el otro gran pilar de la exportación, especialmente en la provincia de Las Palmas. Aunque actualmente se enfrenta a una fuerte competencia de producciones extracomunitarias, sigue siendo un cultivo relevante. Lo mismo ocurre con el pepino (Cucumis sativus), cultivado en Gran Canaria y tradicionalmente orientado a la exportación.

La cebolla (Allium cepa) es otro cultivo de gran importancia para el autoabastecimiento. Tenerife es la principal isla productora, seguida de Lanzarote, donde su cultivo es milenario, y La Palma, que también cuenta con variedades tradicionales.

Otras hortalizas como pimientos (Capsicum annuum), judías (Phaseolus vulgaris), berenjenas (Solanum melongena), calabazas (Cucurbita spp.) y los locales bubangos (calabacín – Cucurbita pepo), se destinan mayoritariamente al mercado interior, satisfaciendo la demanda local y del sector turístico bajo un modelo de «kilómetro 0».

El valor añadido del sector ornamental canario.

Aunque ocupa una superficie menor, el sector de flores y plantas ornamentales posee una elevada importancia económica, con una producción destinada en un 70% a la exportación. Tenerife concentra el 67% de la superficie, seguida por Gran Canaria con el 27%.

En flor cortada, destacan la Estrelitzia o Ave del Paraíso (Strelitzia reginae) y, más recientemente, las Proteáceas (Protea y Leucospermum). El cultivo de estas últimas en La Palma está logrando una importante penetración en mercados exigentes como Holanda.

El motor de este sector es la planta ornamental en maceta. La estrategia se centra en especies de crecimiento lento y alto valor. Las Palmáceas como por ejemplo la kentia (Howea forsteriana), la areca (Dypsis lutescens), la Chamaedorea elegans, o las Cycadáceas como la Cica (Cycas revoluta), y una amplia gama de cactus y otras suculentas son los productos estrella, exportados principalmente a la España peninsular y a países de la UE como Holanda, Alemania e Italia.

Por todo ello, la agricultura canaria se define por una adaptación inteligente al medio. La combinación de ventajas climáticas con la aplicación de tecnología para superar sus limitaciones estructurales permite un modelo de producción especializado y de alto valor, un claro ejemplo de resiliencia y potencial en el mapa agrícola europeo.