De la Lavanda se utilizan sus hojas y las flores, muy interesantes para dar sabor a diferentes platos gastronómicos, por ejemplo, potajes, ensaladas, mermeladas, postres de frutas y gelatinas.

También es empleada para aromatizar aceites, vinagres y té. En este contexto, se puede combinar con otras plantas como el ajo, el tomillo, la pimienta y el laurel. En el caso de platos de pescado, en algunos países se suele mezclar con chalota y perejil.

Otros usos de la lavanda son como ambientador. Para ello se rellenan saquitos de tela traspirables con sus flores y hojas secas. Este método también es un repulsivo para las polillas. En el mundo de la bebida, la esencia de lavanda se utiliza para aromatizar licores de hierbas, ginebras, etc.

Lavandula angustifolia

Su nombre común es lavanda o lavanda fina, siendo su nombre científico Lavandula angustifolia y pertenece a la familia de las Labiadas.

Es una planta vivaz de tipo mediterránea que alcanza alturas de hasta 1 metro aproximadamente. Sus hojas crecen opuestas y presentan una forma afilada de color verde plateado. Estas son, en su conjunto, más estrechas que las del espliego.

Respecto a sus flores, son de malva y azules en diferentes tonalidades según el genotipo. Florece en verano.

La Lavandula angustifolia es una planta melífera, por lo que atrae con mucha facilidad a las abejas.

Siembra y plantación de la Lavanda

La época de siembra de la lavanda se sitúa durante la primavera, en concreto entre los meses de abril hasta finales de mayo. Es un periodo cuando la tierra toma cierta temperatura.

Se pueden multiplicar por semillas, sembradas en primavera, y por esquejes que se realizan a finales de verano.

En cultivo es una planta que destaca por ser repelente de moscas y mosquitos. De hecho, sus flores se utilizan como hormiguicida.

En cultivo ornamental y para su óptimo desarrollo, se recomienda el ir eliminando sus flores marchitas y los tallos secos. Esta operación se realiza principios de otoño, sobre el mes de octubre.

Recolección de la Lavanda

De esta planta se recolectan sus tallos y flores.

En cultivos extensivos, se suelen cosechar las flores de lavanda a partir del segundo año de cultivo. De ellas se extrae sus aceites esenciales, la esencia y destilar su perfume.

Su recolección se centra en pleno verano, a finales de julio o principios de agosto.

La Lavandula angustifolia posee propiedades saludables. Como relajante, la forma habitual de uso consiste en forma de sales de baño de lavanda.

Por otra parte, está su aceite esencial, muy valioso por sus características. Su fabricación puede ser artesanalmente y consiste en macerar sus flores de lavanda fresca en aceite de oliva mientras se expone su mezcla al sol. Con este aceite se suele aliviar dolores reumáticos, de cabeza y de pies.

Hay quien le atribuye a la lavanda una serie de propiedades antivíricas, antibacterianas y bacteriostáticas que ayudan en el tratamiento de enfermedades respiratorias. Pero los temas medicinales siempre deben ser tratados con cautela y siempre por consejo médico o profesionales de la farmacología.

Necesidades para el cultivo de la Lavanda

La Lavanda es una especie xerófila, es decir, soporta bastante bien la sequía. Aun así, para que arraigue bien tras la plantación, necesita regarse copiosamente durante varias semanas. En este contexto de resistencia a la sequía, la Lavanda es un de las plantas aromáticas utilizadas en la xerojardinería.

Prefiere el clima mediterráneo y semiárido, con exposición solar. Al margen de ello, soporta bien las heladas y las precipitaciones elevadas en momentos estacionales del año.

Respecto al tipo de suelo, prefiere los calcáreos, pobres en materia orgánica, pedregosos y poco húmedos, o en su defecto, con buen drenaje.

Plagas y enfermedades de la Lavanda

Es una planta muy silvestre, pudiéndole atacar algunos coleópteros y pulgones. Como enfermedad puede darse casos de pudrición de raíces si se excede en el riego.