El cultivo de la alcachofa en huertos urbanos está especialmente recomendado en aquellos denominados de campo y jardín, con un espacio por planta que ronda el metro cuadrado. Esto no quiere decir que no se puedan cultivar en huertos urbanos de terraza o balcón, que también, pero la planta de alcachofa da proporcionalmente a su tamaño una baja productividad, además de requerir bastante espacio para su cultivo. Es por ello que cuando el espacio escasea, se opte por otros cultivos hortícolas más interesantes.

A la hora de abordar su cultivo, lo primero que debemos tener en cuenta son sus requerimientos edafoclimáticos, o lo que es lo mismo, saber que necesidades óptimas necesita tanto de clima como de suelo para su buen desarrollo. Si se dan estas condiciones aunque con pequeñas variables, podremos cultivarla si problemas.

El clima adecuado para el cultivo de la alcachofa

El clima nos marcará notablemente su producción. Estamos ante una hortaliza de temporada fría, por lo tanto florecerá con buenos capítulos desde mediados de otoño hasta mediados de primavera más o menos según las temperaturas reinantes. Es una planta que requiere vernalización ya que su floración es inducida por el frío.

El cultivo de la alcachofa

La alcachofa crece con su máximo esplendor con temperaturas diurnas de 24º C y nocturnas de 13º C. si bien, el rango de temperaturas adecuado para obtener una buena cosecha de alcachofas se sitúa entre los 7 (para recibir la vernalización) y 29º C.

Aunque sea una hortaliza de invierno, conviene que no se produzcan fuertes heladas en la zona ya que con temperaturas por debajo de los menos 3º C se corre el peligro de arruinarse completamente su cosecha. Si se da este riesgo, conviene proteger la planta con un geotextil o manta térmica que la proteja.

Con temperatura cercana a 0º C, la parte más externa de las hojas del fruto comienzan a deteriorarse: primero adquiriendo sus hojas un aspecto blanquecino que seguidamente se volverán de color marrón parduzco. Estas lesiones por frío son superficiales, afectando sólo a su estética y no a su calidad culinaria del fruto.

En cambio las altas temperaturas y ambientes secos, típicas de las épocas cálidas del año, provocan que las brácteas (hojas) de los frutos se abran rápidamente arruinando la ternura y consistencia de la parte comestible del fruto. En estas condiciones, estos frutos adquieren un sabor amargo y apariencia poco atractiva.

El suelo adecuado para el cultivo de la alcachofa

Las plantas de alcachofa poseen un sistema radicular bastante fuerte y profundo, lo que le permiten adaptarse a una gran diversidad de suelos. Sin embargo, su preferencia son los suelos profundos, arenosos, fértiles y bien drenados, con un pH ligeramente alcalino.

El cultivo de la alcachofa

Si en nuestro huerto urbano el terreno es muy ligero y con excesivo drenaje, deberemos mejorarlo ya éstos suelen conservar muy mal de la humedad. Pero ojo, sin pasarse ya que la alcachofa soporta mal el exceso de humedad del suelo.

Para evitar escorrentías, optaremos por suelos llanos y como no, estar libres de malas hierbas.

En cuanto a la salinidad del terreno, la alcachofa es bastante resistente aunque un exceso puede ocasionar necrosis en las brácteas internas y facilita la proliferación de enfermedades como Botrytis y Erwinia.

El cultivo de la alcachofa

Para abordar el cultivo de la alcachofa, comenzaremos con la preparación del terreno. Este punto es muy importante porque estamos ante un cultivo bianual o trianual y por ello, la preparación del suelo debe ser lo más perfecta posible.

Como hemos mencionado al inicio de este post, el cultivo de la alcachofa en huertos urbanos está especialmente recomendado en aquellos denominados de campo y jardín. Por lo tanto, es recomendable realizar en el suelo labores profundas para asegurarnos una adecuada permeabilidad y aireación en profundidad.

Una vez preparado el terreno, procederemos a su plantación. Si es mediante siembra, el cultivo permite tanto el transplante como la siembra directa (multiplicación de la alcachofa). En el caso de siembra directa, dejaremos caer de 2 a 3 semillas en cada golpe. Para el caso de trasplante, colocaremos una sola planta por golpe.

Otra de las técnicas empleadas (y es la más popular en España), es la plantación de la alcachofa propagada vegetativamente ya sea mediante estaca o división de mata. Su plantación se realiza durante los meses de julio y agosto.

Para esta modalidad de plantación, trazaremos surcos separados entre sí alrededor de un metro y entre 70 y 80 centímetros entre plantas. En cada golpe colocaremos dos hijuelos, con la intención de eliminar más tarde el más débil, dejando sólo el más vigoroso. Nunca debemos enterrar mucho los planteles para evitar el riesgo de que se pudran. Es preferible aporcarlos posteriormente una vez enraizados. La duración normal de una plantación mediante estacas es de 2 a 3 años.

Tras una semana podemos proceder a la reposición de marras para evitar tener espacios en el huerto urbano sin plantas y más cuando el cultivo dura varios años. Lo haremos cuando el terreno esté en sazón y le daremos enseguida un segundo riego.

Esta acción la haremos no sólo con aquellas plántulas que no han enraizado sino también con las no han arraigado correctamente.

Pasado uno o dos meses, podemos realizar un aporcado o recalzado de las matas. Con ello facilitaremos su arraigue, rebrotado y eliminación de malas hierbas.

Durante el cultivo de la alcachofa no se suelen realizar ningún tipo de podas. Esta se realiza de forma severa tras la finalización del cultivo cuando la planta ha empezado a secarse. Con ella favoreceremos el desarrollo de los nuevos hijuelos que garantizan la producción del próximo año.

En los huertos urbanos, las malas hierbas se quitan a mano o mediante herramientas manuales. Como información adicional, diremos que a nivel profesional se utiliza la técnica de escarda química. En este contexto, para el control de malas hierbas el empleo de las materias activas más comunes son:

  • Contra malas hierbas anuales.- Butralina 48%; Linuron 12% + Trifluralina 24%; Linuron 45%; Oxifluorfen 24%; Pendimetalina 33% ó Trifluralina 48%.
  • Contra dicotiledoneas anuales.- Butralina 48%; Linuron 12% + Trifluralina 24%; Linuron 45%; Oxifluorfen 24%; Pendimetalina 33% ó Trifluralina 48%
  • Contra gramíneas.- Metabenzoatiazuron 70% ó Pendimetalina 33%;
  • Contra gramíneas anuales.- Prometrina 50%

En cuanto al abonado de la alcachofa, éstas necesitan menos fertilizantes que la mayoría de los cultivos hortícolas, para obtener elevados rendimientos. Aun así, debemos mantener una aportación de materia orgánica anual y abonados periódicos que nos permitan mantener las plantas perfectamente nutridas. Una planta débil es una candidata directa a sufrir plagas y enfermedades, sin olvidar su escasa producción. Lo ideal es aportar pequeñas dosis de fertilizantes en el agua de riego.

Precisamente, las alcachofas requieren riegos frecuentes, especialmente durante su periodo de crecimiento. Nada más plantarse, realizaremos un riego que le proporcione la suficiente humedad para conseguir su buen arraigo.

Ya en cultivo, una escasez de humedad en el suelo, cuando los frutos están en formación, les provocará una mala calidad. Para evitar estos problemas el riego debe ser continuo.

Si bien el riego de la alcachofa puede efectuarse mediante diversos sistemas como son la aspersión, a manta o por goteo, elegiremos el que mejor se nos acomode en nuestro huerto urbano. Entre estos sistemas, el más empleados es el riego a manta el más empleado, aunque el de aspersión tiene la ventaja de crear un ambiente de humedad alrededor de la planta que favorece el crecimiento y la producción.

Aun así, siempre recomendamos el riego por goteo ya que con él ahorramos agua y nos facilita la fertirrigación de forma continua.