El plátano es el fruto de la platanera, así como la banana lo es del bananero. Pertenece al género Musa y aunque inicialmente se clasificaban como especies separadas, tras su revisión, actualmente se reconocen como híbridos entre las especies Musa acuminata y Musa balbisiana.

Tanto el plátano y la banana se encuentran entre las frutas más producidas, comercializadas y consumidas a nivel mundial, desempeñando un destacado papel en la seguridad alimentaria y nutricional de más de 400 millones de personas en los países productores.

Más allá de su valor como alimento básico, estas frutas representan una fuente significativa de ingresos como cultivo comercial, especialmente en naciones de bajos ingresos y déficit alimentario. En este sentido, la industria global del banano constituye un negocio de aproximadamente 25.000 millones de dólares, con proyecciones de crecimiento a una tasa anual compuesta del 4,5 % en estos últimos años.

Descripción botánica de la platanera.

Como hemos avanzado, tanto la planta de banano y como el platanero, botánicamente, pertenece al género Musa. Aunque tradicionalmente se clasificaban en dos especies distintas, Musa sapientum y Musa paradisiaca, tras su revisión, actualmente la mayoría de los bananos y plátanos cultivados como fruta tropical son híbridos, resultado del cruce de dos especies silvestres: Musa acuminata y Musa balbisiana.

En el caso del platanero cultivado en las Islas Canarias, la Musa acuminata Colla, la especie de la cual derivan las principales variedades de Plátano de Canarias.

Esta planta se clasifica botánicamente como una planta herbácea perenne de crecimiento rápido, y no como un árbol. Su estructura principal, a menudo confundida con un tronco, es en realidad un pseudotallo, una formación compuesta por vainas foliares fuertemente compactadas que emergen de un cormo, el tallo verdadero subterráneo.

Este pseudotallo puede alcanzar alturas considerables, de 2 a 6 metros, e incluso hasta llegar a los 6 metros en climas tropicales.

Las hojas son de gran tamaño, en forma de pala, de un vibrante color verde, y pueden llegar a medir entre 1,8 y 3 metros de longitud.

Su inflorescencia, conocida popularmente como «corazón de plátano» o «bellota», emerge de la parte superior del pseudotallo. Esta estructura porta las flores que, una vez desarrolladas, darán lugar a los frutos comestibles, organizados en «manos» que, a su vez, forman un «racimo».

El fruto es una falsa baya, dulce y carnosa, que en las variedades comerciales cultivadas es partenocárpica, es decir, produce fruta sin necesidad de polinización y, por tanto, sin semillas. La mayoría de los cultivares modernos de plátano de postre son triploides (AAA), lo que significa que poseen tres juegos de cromosomas derivados de Musa acuminata.

Después de la floración y la fructificación, el pseudotallo que ha producido el racimo muere, pero el cormo subterráneo genera nuevos brotes, conocidos como «hijos» o «retoños», que se desarrollarán para formar nuevos pseudotallos, asegurando así la continuidad del ciclo de cultivo en la plantación.

La característica botánica de Musa acuminata como planta herbácea perenne que se propaga vegetativamente a través de chupones y su naturaleza partenocárpica (fruto sin semillas) son aspectos fundamentales que determinan las prácticas de su cultivo profesional.

Dado que el fruto no produce semillas viables para la reproducción comercial, la propagación se basa en material vegetativo. Esto hace que métodos como el cultivo in vitro sean esenciales para asegurar plantas uniformes y libres de enfermedades, lo que tiene un impacto directo en la eficiencia y el control de calidad de las plantaciones comerciales.

El Plátano de Canarias.

La variedad Cavendish es la cultivada y comercializada desde España, y contribuye con 467.260 toneladas anuales. Esta cifra, aunque modesta en el contexto global, subraya que el Plátano de Canarias no compite en volumen con los gigantes productores como India o Ecuador. Su estrategia de mercado, por lo tanto, no se basa en la escala masiva o el precio más bajo, sino en una propuesta de valor diferenciada.

La Indicación Geográfica Protegida (IGP) y las cualidades únicas del Plátano de Canarias son los pilares que le permiten ocupar un nicho específico y mantener la preferencia del consumidor en su mercado principal.

Dentro de las frutas exóticas cultivadas en España, el Plátano de Canarias se cultiva de forma exclusiva en las Islas Canarias, abarcando una superficie que oscila entre las 8.600 y 9.100 hectáreas. Esta producción se distribuye en seis islas del archipiélago: Tenerife, La Palma, Gran Canaria, El Hierro, La Gomera y Lanzarote. Su cultivo es realizado en gran porporción sobre las llamadas sorribas de Canarias.

Es importante destacar que no existe cultivo de plátano en la península ibérica. Esta exclusividad geográfica es un pilar fundamental de su identidad y está protegida por la Indicación Geográfica Protegida (IGP) «Plátano de Canarias» desde 2013, reconocimiento que también ostenta ante la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual desde 2021.

El estatus de IGP es una barrera comercial y regulatoria estratégica que distingue al Plátano de Canarias de las bananas importadas. Esta exclusividad, unida a la adhesión a los rigurosos estándares de control fitosanitario, medio ambiente y seguridad alimentaria de la Unión Europea, le permite al Plátano de Canarias posicionarse con un valor añadido en el mercado.

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