El cultivo del girasol en huertos urbanos es muy interesante porque nos permite involucrar a los más pequeños de la casa en él, ya que podemos hacerles partícipes para que lo cultiven con el objetivo de obtener tanto sus pipas de girasol para comer, como para que alimenten a algunas de sus mascotas si estas están en sus dietas. Y todo ello jugando a la vez con la espectacularidad de su capítulo floral puesto que hay variedades de colores que permiten resaltar este aspecto ornamental.

Se pueden cultivar en cualquier tipo de huerto urbano y por lo tanto lo podemos hacer o bien cultivado sobre el propio terreno o directamente en maceta. Pero en todos los casos, para poder cultivar el girasol con éxito deberemos conocer sus necesidades llamadas edafoclimáticas: tipo de suelo, temperatura o humedad adecuada, etc. recomendadas para su cultivo.

El girasol es una planta muy rústica y poco exigente en cuanto al tipo de suelo, pero siempre se desarrollará mejor en aquellos arcillo-arenosos y ricos en materia orgánica. Si lo cultivamos directamente en campo el terreno debe tener un buen drenaje y si puede ser que la capa freática se encuentre a poca profundidad mucho mejor. Si la cultivamos en macetas utilizaremos tamaños grandes y lo más altas posible.

Es una planta poco tolerante a la salinidad y en cuanto a la temperatura más adecuada para su cultivo, se sitúan entre los 8 y 10ºC como óptima del suelo y desde los 13 y 17ºC de mínima a los 25 y 30ºC de máxima durante el cultivo a nivel ambiente. Es una planta que consume importantes cantidades de agua sobre todo durante el proceso de formación y llenado de las semillas (pepitas).

Cultivo del girasol en huertos urbanos

En España, el cultivo del girasol en huertos urbanos centra su época de siembra durante la primavera. También está la tendencia de sembrarlo a mediados de invierno si el clima reinante es benigno, pero en muchas ocasiones, siembras realizadas dos meses más tarde finalizan su ciclo sin apenas diferencias.

Para su siembra se entierra una semilla (pepita de girasol) para obtener una sola planta por golpe a una profundidad de poco más de cinco centímetros. El terreno debe estar ligero y mullido. Si se cultiva en maceta, un buen sustrato puede ser el ‘sustrato universal’ o ‘sustrato para plantas de exterior’, aportando en cada caso entre un 25 o un 30% de tierra de jardín algo arcillosa. El momento ideal para comenzar la siembra es cuando la temperatura del terreno o sustrato supere los 8 ó 10ºC. Se puede realizar un semillero en macetitas o bandejas de alvéolos, pero como germinan tan bien si la semilla ha sido recolectada en su momento y guardada en un lugar seco y oscuro, que no vale la pena. Lo mejor… la siembra directa.

Tras la siembra se realizará un riego copioso y los siguientes pueden distanciarse lo suficiente siempre y cuando el terreno no se quede seco. Tras su germinación, distanciaremos aún más los riegos para estimular su desarrollo radicular.

Para su cultivo en huertos urbanos de campo o jardín, lo normal es sembrarlas en puntos estratégicos por el perímetro del terreno dedicado al huerto. Así, además de no ocupar zonas más tradicionales de cultivo, aportan toques florales de gran ornamentación. Si se opta por un cultivo mayor, entonces se siembran en líneas a un marco de plantación de unos 80 ó 100 centímetros entre surcos y de 40 a 50 entre plantas. Si se cultiva en un huerto urbano de terraza o balcón, entonces se realiza en maceta y por lo tanto no importa la densidad ya que se plantará una sola semilla por maceta y esta se puede ir desplazando según necesite espacio.

Cultivo del girasol

En cuanto a las variedades del girasol las trataremos de forma monográfica en otro artículo ya que hay variedades para su cultivo profesional y variedades para su cultivo dentro del marco de la bricojardinería. Como avance, para plantaciones profesionales se recurre a la siembra de variedades determinadas en función del destino del cultivo (aceite, forraje, flor cortada, venta en maceta, comestible…), mientras que en el caso de bricojardinería se opta por la compra de sobres de semilla que se venden en centros de jardinería, floristerías, grandes superficies y demás puntos de venta especializados.

Volviendo al tema del riego, el girasol tiene la capacidad de adaptar muy bien su superficie foliar en función de la disponibilidad de agua disponible. Con buena disponibilidad de agua sus hojas serán mayores que esa misma variedad cultivada con restricciones. Debemos saber que es una planta muy utilizada en cultivo de secano, si bien en regadío incrementa notablemente su rendimiento final. Durante gran parte de su cultivo no requiere mucha agua, pero esto cambia a partir de unas dos semanas después de la aparición del capítulo floral, necesitando mucha más agua desde que la planta está en floración hasta el engorde de las pepitas.

Es una planta que es capaz de extraer con eficiencia los nutrientes del suelo por lo que sus necesidades de abonado no serán determinantes si el terreno o sustrato ha tenido un buen abonado de fondo. De todas formas, la absorción de nutrientes se concentra en los primeros estadios de desarrollo de la planta y por lo tanto siempre podemos aportar un fertilizante del tipo 18-12-24 más microlelementos de forma quincenal disuelto en el agua de riego a la dosis recomendada por el fabricante.

¿Cómo influyen los principales nutrientes en la planta de girasol?

  • Nitrógeno. Influye en el descenso de los rendimientos del cultivo. El síntoma de su deficiencia es una clorosis general tanto en hojas jóvenes como viejas.
  • Fósforo. Sus necesidades son máximas durante la floración y su déficit repercute directamente tanto en el desarrollo del cultivo como en la formación y llenado de sus frutos (pepitas).
  • Potasio. Es una planta que lo consume en cantidades elevadas, sobre todo antes de la floración. Este elemento contribuye de forma activa a su resistencia frente a la sequía.
  • Micronutrientes. El boro es esencial para el desarrollo de las puntas de las raíces y su deficiencia se manifiesta sobre todo en la época de floración con la deformación del capítulo y que sus hojas superiores se vuelven quebradizas y malformadas. En el caso de carencia de molibdeno se manifiesta durante los primeros estadios de desarrollo mostrando en las hojas más adultas una clorosis con una apariencia abarquillada.

Una vez germinadas las plantas y, podemos decir… el cultivo ya ‘está en marcha’, los trabajos a realizar a partir de entonces son mínimos más allá del riego y fertilización. Como mucho controlar las apariciones de malas hierbas para lo que bastará con arrancarlas a mano de la maceta o alrededor de las plantas si se encuentran en huertos urbanos de campo o jardín.