El cultivo de marihuana en casa tiene varias opciones y entre ellas cambia drásticamente el método de llevarlo a cabo. Podemos cultivarla en la terraza o en el balcón dentro de la modalidad de huerto urbano ya sea sobre mesa de cultivo o contenedor y en tal caso sería cultivarlas como plantas de exterior. Pero también podemos cultivarla dentro del hogar, en una habitación con todo el control climático en su máxima expresión: iluminación, ventilación, temperatura, riego, fertilización, etc. apoyados en equipos tecnológicos especialmente diseñados para ello. Al margen de ello, si utilizamos las técnicas de sustrato orgánico o hidroponía (cultivo sin suelo) también implica un cambio en el modelo de trabajo en cuanto a labores culturales se refiere.

Bajo estas premisas y aun así, el cultivar marihuana en casa es fácil si se tienen las nociones necesarias para ello. A continuación daremos algunas ideas para que el cultivo de marihuana en casa sea un éxito.

¿Es legal cultivar marihuana en casa?

Uno de los aspectos que frena su cultivo en casa es el temor a si se está incumpliendo aspectos legales y las consecuencias que ello puede acarrear. En este sentido la respuesta es de sentido común: es legal mientras que su cultivo se realice de acuerdo a las leyes vigentes establecidas en el país y se haga en un contexto de consumo propio.

Algunos parámetros sobre los que hay que reflexionar son por ejemplo la cantidad que no debería exceder de los 2 kilos de planta en seco, el número de plantas que para consumo propio no es adecuado que superen las cuatro unidades, que el uso de electricidad en caso de su cultivo bajo focos esté contemplado en el recibo del hogar, que el consumo de marihuana sea para uso propio, que su almacenaje sea en frascos para que ante una inspección quede claro que no es para su venta en bolsitas por ejemplo,… y no olvidar que nunca se debe molestar a los vecinos y vecinas ya sea vía olores o ruidos de los equipos de control climático.

Cultivar marihuana en casa

Cultivar marihuana en la terraza o el balcón

Si hemos decidido cultivar marihuana en casa ya sea en una terraza o balcón, lo primero es tener presente que estaremos realizando un cultivo al exterior, por lo que la exposición, sobre todo en el caso de un balcón, debe ser lo más soleada posible ya que el exceso de sombra conlleva una ahilamiento de los tallos y una escasa floración, además de que al crecer más débil se aumenta el riesgo de padecer plagas y enfermedades.

La elección de la especie, tipo y variedad va a ir en los gustos personales del cultivador, sabiendo por ejemplo que las variedades procedentes de la especie Cannabis sativa suelen ser de porte más grandes que las de Cannabis indica. También están las llamadas autoflorecientes que proceden de cruces con la especie Cannabis ruderalis y son de menor porte, a cambio no están sometidas a fotoperiodo y son de ciclo más corto por lo que su cultivo se puede realizar durante todo el año y en varias rotaciones.

Una vez elegida la ubicación procederemos a la siembra de las semillas y para ello respetaremos las fechas de siembra para que la climatología acompañe favorablemente todo el ciclo de cultivo. Sembraremos en primavera de cara a los días más largos para cosechar en otoño cuando su duración se acorte. Si cultivamos variedades de marihuana autoflorecientes este aspecto no será tan limitante.

La siembra puede realizarse directamente sobre la mesa de cultivo o contenedores, así como realizar un semillero previo en bandejas de alvéolos o pequeñas macetas. Si se opta por semillero previo podremos cuidarlas mejor y en el trasplante aprovechar para asentar mejor la planta en su recipiente definitivo. La siembra se realizará enterrando la semilla un par de centímetros en el sustrato elegido y regando a continuación. Durante el proceso de germinación el sustrato debe estar siempre húmedo, que no encharcado. Una vez germinada y con tres a cuatro pares de hojas verdaderas (no contamos los cotiledones) se procede al trasplante enterrando el cepellón hasta el nivel máximo de los cotiledones. Por encima de ellos corremos el riesgo de que esta parte del tallo pueda pudrirse. Durante ese trasplante es conveniente que el cepellón de la plántula tenga un buen sistema radicular y que no se deshaga durante su manipulación.

Tanto la bandeja de alvéolos como las macetitas de siembra deben rondar un diámetro entre los 8 a 10 centímetros. Pueden ser inferiores pero el trasplante deberá realizarse antes porque las plantas conforme desarrollan su sistema foliar necesitan más espacio para no ahilarse. El motivo de unos tamaños algo más grandes es para darles tiempo a crear un buen cepellón y que este no se desmorone durante la fase de trasplante.

El sustrato elegido para su cultivo debe ser del tipo franco con buena aireación y capacidad de drenaje, manteniendo un pH ligeramente ácido y una baja conductibilidad eléctrica, o lo que es lo mismo, que no esté salinizado. Si contiene fibra de coco y/o perlita en su composición es un aspecto positivo para la estabilidad del mismo en el tiempo. El volumen de sustrato debe de ir en consonancia con el porte de la planta y duración del cultivo. Un aspecto interesante es que contenga una fertilización base (abonado de fondo) para que la emisión de las nuevas raíces encuentren el alimento necesario para un crecimiento vigoroso.

Si se da la circunstancia que la calidad del agua en muy mala (exceso de salinidad o muy calcárea), etc. se puede mejorar con filtros o aporte de acidificantes. Al margen de ello, una buena técnica cultural es comenzar con una maceta más pequeña con respecto a la definitiva e ir realizando uno o dos trasplantes durante todo el ciclo de cultivo. Con ello iremos aportando nuevas zonas perimetrales al cepellón de sustrato donde las nuevas raíces crecerán mucho mejor. Esta técnica también favorece que la planta en su conjunto se desarrolle más y mejor.

Con un buen abonado de fondo en el sustrato se puede iniciar su fertilización a partir de la tercera o cuarta semana de cultivo. Son muy adecuados los fertilizantes bien equilibrados con oligoelementos para evitar carencias nutricionales. Al comienzo el equilibrio NPK debe ser orientado al desarrollo de la planta y hacia el final, elevar el nivel de P y K con respecto al nitrógeno para potenciar la floración. Además de estos productos nutricionales están los llamados bioestimulantes agrícolas a base de ácidos húmicos y fúlvicos, estractos de algas, glycina betaína, etc. que como su definición nos deja intuir, ayudan a la planta a estimular su crecimiento, a la vez que le ayuda a combatir el estrés provocado por unas temperaturas excesivas, una sequía ocasional, etc. Estos pueden ser utilizados implementado el programa de abonado y si se pueden aplicar en fertirrigación mucho mejor, bajo en concepto de más vale abonados bajos de forma constante que no muy concentrados y espaciados.

Siguiendo este consejo, los riegos con su fertilizante incorporado, deben ser periódicos de forma que el sustrato se mantenga húmedo y no encharcado. Si la calidad del agua es elevada y no podemos mejorarla, cada mes o mes y medio se le puede dar un riego muy abundante que drene bien para intentar “lavar de sales el sustrato” en la medida de lo posible. También es recomendable almacenar el agua utilizada para el riego durante unos días en un recipiente abierto para ayudar a la evaporación del cloro utilizado en la potabilización del agua doméstica.

Respecto a posibles plagas la araña roja es la protagonista por excelencia ya que el cultivo se realiza durante el verano con temperaturas altas y baja humedad relativa: las condiciones ideales para esta plaga. En cuanto a enfermedades, si tenemos bien alimentada la planta y sin encharcamientos en el sustrato, es raro que aparezcan problemas de raíz.

Cultivar marihuana en casa

Cultivar marihuana en el interior de la casa

Cuando optamos por cultivar marihuana en el interior de la casa necesitamos tener claro una serie de aspectos para abordar su cultivo con éxito. Lo primero será elegir la habitación donde la vamos a cultivar ya que aunque tengamos luz de una ventana, no suele ser suficiente y deberemos instalar todos los equipos necesarios para que la planta vegete adecuadamente. Los equipos de apoyo al cultivo pueden ser todo lo sofisticados que deseemos por lo que en este artículo nos centraremos en tratarlos a modo de introducción.

Seguidamente elegiremos las variedades a cultivar, que como en el caso anterior irá por gustos de quienes la cultivan. Por otra parte, como el cultivo va a ser totalmente programado ya no son importantes las fechas de plantación.

Una vez elegida la habitación entraríamos a su acondicionamiento, teniendo en cuenta la/las ventanas para reubicar las plantas en aquellas zonas que nos den la máxima privacidad con respecto al vecindario, de la misma forma que estudiaremos la mejor opción para la extracción de aire durante su ventilación.

Podemos cultivarla dentro de la habitación o dentro de un armario especialmente acondicionado para mejorar su control y limpieza durante el cultivo. Un factor destacado es la iluminación y para la colocación de las lámparas, como referencia, necesitaremos por cada metro cuadrado un foco de unos 600 vatios. Con ellos y mediante un programador conseguiremos que la duración del día sea el deseado.

Como referencia se puede establecer que durante el cultivo goce de 15 a 18 horas de luz, bajando a 12 durante su fase de floración. Si optamos por las variedades de marihuana autoflorecientes les proporcionaremos sobre las 18 horas de luz durante todo el tiempo ya que no necesitan fotoperiodo para su inducción floral.

La temperatura la regularemos o bien con ventiladores o calefacción para bajarla o subirla con respecto a la exterior, manteniéndola en una horquilla de 20 a 26ºC. También regularemos la humedad ambiente mediante humificadores o deshumidificadores según convenga, proporcionándoles una humedad ambiente del 70% durante su fase de crecimiento y bajándola al 55% durante su floración.

En cuanto al sustrato, si la técnica va a ser de cultivo hidropónico (cultivo sin suelo) utilizaremos materias primas como lana de roca, perlita, fibra de coco etc. ya sea en bolsas de cultivo o en recipientes especiales. Si utilizamos sustratos orgánicos, estos deben ser como los descritos en el apartado de cultivo en balcones o terrazas.

Respecto a la fertilización igual. Lo ideal es el método de fertirrigación incorporando los nutrientes en el agua de riego, modificando su equilibrio y dosis en función del estado vegetativo de la planta.

Cultivar marihuana en casa

¿Cuándo recolectar la marihuana?

Si cultivar una planta es gratificante, en este caso marihuana, el momento de la recolección es mucho mayor si se traduce en la recompensa de un trabajo bien hecho. En este caso, saber cuándo podemos recolectar la marihuana es importante y para ello nos debemos fijar en algunos aspectos para hacerlo en el momento oportuno.

Evidentemente, como el objetivo es recolectar sus cogollos florales, aquellas plantas identificadas como machos habrán sido arrancadas ya que no producen la cosecha esperada. Sólo cultivaremos las plantas hembra.

Para calcular la fecha de recolección nos informaremos de los días de floración característicos de la variedad que cultivamos. Con esta fecha como referencia observaremos sus tricomas. Cuando comienzan a aparecer estos tricomas (excrecencias de origen epidérmico, de formas muy variables y glandulares o no, presentes en vegetales) reconocibles por su forma de ‘pelillos blancos’ y que forma la resina de los cogollos, nos indica que la cosecha está cerca.

El momento de corte (cosecha) es cuando empecemos a ver algunos tricomas de color ámbar. Ojo, no más de un tercio del total de tricomas de color ámbar ya que si madura mucho afecta a su sabor y efectos.

En ese momento cortaremos la planta y eliminaremos todas las hojas grandes respetando únicamente las más pequeñas situadas cerca de los cogollos ya que también suelen contener resina.

Una vez preparadas las plantas se procede a la fase de secado que consiste en colgar las ramas invertidas envueltas y protegidas por una malla durante unos 15 o 20 días en oscuridad. Evitemos corrientes de aire y excesos de temperatura… cuanto más lento y natural sea éste proceso mejor será la calidad final. Esta fase se llama ‘proceso de curado de la marihuana’.

Una vez curadas, procedemos a separar los cogollos de las ramas y los guardaremos en cajas ya sea de cartón o de madera, en este último caso no deben estar barnizadas ni plastificadas para evitar el enmohecimiento de los cogollos.