Seguro que hemos visto en supermercados y tiendas de Frutas y Hortalizas sandías de colores. Si queremos cultivarlas en nuestro huerto urbano, debemos saber que sus cultivos son iguales al de la sandía tradicional.

La sandía tiene como nombre científico Citrullus lanatus y pertenece a la familia de las Cucurbitáceas. Como decimos, las variedades serán las que en realidad nos hagan conseguir un color de pulpa u otro.

La sandía es una planta anual herbácea, de porte rastrero e incluso trepador si encuentra la estructura adecuada para hacerlo. Su sistema radicular es muy ramificado, teniendo en cuenta que su raíz principal es profunda, siendo sus raíces secundarias las que se distribuyen superficialmente.

Para garantizarnos el éxito tanto en su cultivo como en la producción, aconsejamos partir de variedades injertadas. Normalmente los viveros profesionales lo hacen injertando las variedades sobre el patrón de C. Maxima x C. Moschata. Esta técnica permite resolver en gran medida los problemas de Fusarium en este cultivo. Otra ventaja de estos patrones es que también ofrecen resistencia a la enfermedad del Verticilium y tolerancia al Pythium e incluso ciertos nematodos, confiriendo gran vigor a la planta y un potente sistema radicular.

Ya sea si hemos partido de una semilla o un plantel, primero emite la planta un solo tallo. Este, cuando llega a tener de 5 a 8 hojas bien desarrolladas, desde dicho tallo principal comienza a emitir brotaciones a partir de las axilas de las hojas. De estos nuevos tallos se inician nuevas brotaciones y así sucesivamente… llegando a cubrir del orden de cuatro a cinco metros cuadrados cada planta. Por lo tanto, tengámoslo presenta a la hora de elegir el marco de plantación.

Estos tallos herbáceos son de color verde y pueden llegar alcanzar hasta los seis 6 metros de longitud.

Sus hojas son peciolada, pinnado-partida, dividida en tres y cinco lóbulos que a su vez se dividen en segmentos redondeados, presentando profundas entalladuras que no llegan al nervio principal. Su haz es suave al tacto y el envés muy áspero y con nerviaciones muy pronunciadas.

Las flores son de color amarillo y como curiosidad, la planta de Sandía posee dos tipos de flores: masculinas y femeninas. Los dos sexos coexisten en una misma planta, pero en flores distintas (flores unisexuales). Las flores femeninas tienen aspecto de fruto incipiente. Esta característica permite diferenciar fácilmente las flores masculinas y femeninas. Una vez fecundadas dan origen a un fruto que técnicamente es una baya globosa u oblonga. Su peso en la madurez oscila entre los 2 y los 20 kilos dependiendo de la variedad.

Hablar de las sandías de colores obliga a matizar ya que sus frutos varían en colores tanto en su corteza como en su pulpa en función de la variedad.

El color de la corteza puede ser uniforme de color verde oscuro, verde claro o amarillo… o a franjas de color amarillento, grisáceo o verde claro sobre fondos de diversas tonalidades verdes.

Su pulpa también puede ser de diferentes colores según la variedad: roja, rosada o amarilla. Y otra variable de interés es que sus semillas pueden estar ausentes (frutos triploides) o mostrar tamaños y también colores variables: negras, marrones o blancas dependiendo directamente de la variedad cultivada.