Las recomendaciones para el cultivo de la papa canaria que a continuación referimos están orientadas contribuir al apoyo de las papas antiguas de Canarias, amparadas desde 2012 bajo el sello de Denominación de Origen Protegida (DOP) Papas Antiguas de Canarias, y que representan un valor agrícola y gastronómico con identidad propia.
Este reconocimiento, que protege a 29 variedades endémicas, certifica su calidad y origen, así como subraya la necesidad de un manejo agronómico adecuado para preservar un legado que se remonta al siglo XVI.
El cultivo de este patrimonio genético, concentrado en las medianías del norte de Tenerife y La Palma, exige una combinación de conocimiento tradicional y técnica avanzada para conseguir todo su potencial productivo y organoléptico.
Planificación del cultivo: calendario y variedades de la papa canaria.
La planificación del calendario de siembra es un factor determinante para el éxito del cultivo, ya que influye directamente en el rendimiento y la sanidad de la planta.
Para variedades de ciclo corto como la Negra Oro y la Negra Yema de Huevo, existen dos periodos de siembra tradicionales: enero y agosto. Generalmente, la siembra de principios de año suele asociarse a producciones en zonas agrícolas más elevadas y a una menor incidencia de problemas como el estrés hídrico o el conocido mildiu de la patata, que realmente es la Phytophthora infestans.
Para el resto de variedades amparadas por la DOP, el período óptimo de plantación se sitúa entre finales de diciembre y el mes de enero. No obstante, existen excepciones ligadas a microclimas específicos, como es el caso de la variedad Borralla en la comarca de Anaga, cuya siembra puede extenderse hasta marzo.
Las variedades andígenas de la papa canaria.
Es muy importante prestar especial atención a las variedades andígenas (Solanum tuberosum ssp. andigena), una subespecie de la patata, como las Bonitas, Terrenta y Azucena.
Estas requieren temperaturas frescas durante su ciclo para garantizar una correcta tuberización, sobre todo cuando se emplea semilla saneada. Un retraso en la siembra puede provocar que la planta desarrolle un exceso de follaje en detrimento de la producción de tubérculos, un fenómeno conocido popularmente como ‘irse en rama’.
La calidad de la semilla como origen del rendimiento.
La calidad fisiológica del tubérculo-semilla en el momento de la plantación es un factor fundamental que condiciona la uniformidad y el vigor del cultivo.
Es imprescindible que la papa presente brotes, o «grelos», bien desarrollados en varios de sus ojos. Estos brotes deben ser cortos, robustos y de color oscuro, una característica que se obtiene al mantenerlos en condiciones de luz difusa. Esta práctica le confiere una mayor resistencia a la manipulación durante la siembra y asegura una emergencia rápida y homogénea.
Si la semilla no se va a plantar de forma inmediata, debe ser retirada de los sacos y extendida en un lugar fresco, sombreado y bien ventilado. De este modo, se previenen pudriciones y se favorece un desarrollo adecuado de los brotes.
En cuanto al troceado del tubérculo, solo es aconsejable para calibres grandes, ya que la siembra de papas enteras minimiza la exposición a patógenos del suelo y la transmisión de enfermedades.
Si el corte es necesario, debe realizarse de forma longitudinal con un cuchillo afilado y desinfectado (por ejemplo, con una disolución de lejía comercial al 30%), asegurando que cada trozo contenga un mínimo de tres o cuatro yemas.
Labores de cultivo de la papa canaria.
Dado el considerable desarrollo aéreo que caracteriza a muchas de estas variedades, es crucial optar por un marco de plantación amplio.
Se recomienda una distancia mínima de 60 centímetros entre surcos y de 25 a 30 centímetros entre plantas. En el caso particular de la variedad Colorada de Baga, sensible al ahuecado o «corazón hueco», es preferible reducir la distancia entre plantas a un máximo de 25 centímetros para promover la formación de tubérculos de menor calibre.
La profundidad de siembra óptima varía entre los 10 y 20 centímetros. En las plantaciones de enero, se opta por una siembra más superficial para acelerar la emergencia y reducir el riesgo de enfermedades como la Rhizoctonia. En las de agosto, una mayor profundidad protege al tubérculo del calor y del ataque de la polilla (Phthorimaea operculella).
El aporcado o ‘sachado’ es una labor cultural indispensable. Un primer aporcado ligero o ‘arrendado’ se realiza con las primeras plantas emergiendo, entre 15 y 20 días tras la siembra. Posteriormente, cuando la planta alcanza entre 20 y 30 centímetros de altura, es necesario realizar al menos un aporcado más profundo.
Esta labor multifuncional protege los tubérculos de la luz solar evitando el verdeo, crea una barrera física contra la polilla, dificulta la infección por mildiu desde el suelo y favorece la formación de nuevos estolones.

Gestión del riego y el abonado de la papa canaria.
En el cultivo de la papa canaria se emplean técnicas de riego como el riego a manta, por aspersión y el riego localizado.
Este último, el riego localizado mediante cintas de goteo, se ha consolidado como el sistema más eficiente para la gestión hídrica y nutricional del cultivo. Esta técnica no solo optimiza el uso de un recurso tan limitado como el agua en Canarias, alcanzando eficiencias superiores al 90%, sino que también permite la aplicación precisa de nutrientes a través de la fertirrigación.
Al mantener el follaje seco, a diferencia del riego por aspersión, el goteo reduce drásticamente las condiciones favorables para el desarrollo de enfermedades fúngicas como el llamado mildiu de la papa (Phytophthora infestans), que no hay que confundir con el mildiu de la vid, causado por otro oomiceto completamente diferente: Plasmopara viticola.
Un plan de abonado equilibrado debe sincronizarse con las fases fenológicas del cultivo. En el caso de abonado de fondo, debe ser aplicado en el momento de la siembra, proporcionando una base equilibrada de NPK para el arranque del cultivo y el desarrollo radicular. La aplicación en el fondo del surco, sin contacto directo con la semilla, es la práctica más adecuada.
Como abonado de cobertera, se realiza durante el primer aporcado (arrienda). En esta fase de rápido crecimiento vegetativo, la planta demanda principalmente nitrógeno y potasio para potenciar el desarrollo foliar, que será el motor de la producción.
Es importante evitar excesos de nitrógeno, especialmente en variedades sensibles, y asegurar un aporte adecuado de calcio y potasio para garantizar la calidad y la buena conservación del tubérculo.
Sanidad vegetal de la papa canaria.
El control de plagas y enfermedades debe abordarse desde una perspectiva de Manejo Integrado, priorizando las prácticas culturales sobre la dependencia exclusiva de productos fitosanitarios.
En este sentido, la rotación de cultivos con cereales o leguminosas, un buen aporcado, el uso de semilla de calidad y la eliminación de restos de cosecha son medidas de muy eficaces.
Enfermedades como el llamado mildiu de la patata (Phytophthora infestans) es la principal amenaza, favorecido por la alta humedad y temperaturas suaves. Su control exige una combinación de fungicidas sistémicos y de contacto, alternando materias activas para evitar la aparición de resistencias. La rizoctoniosis (Rhizoctonia solani), una enfermedad de suelo en aumento, se controla mediante prácticas que aceleren la emergencia y eviten el encharcamiento.
Respecto a plagas, la polilla de la papa (Phthorimaea operculella) se combate eficazmente con un buen aporcado y el uso de trampas de feromonas para el monitoreo de poblaciones. Para el control de pulgones, vectores de virus, es fundamental evitar un exceso de fertilización nitrogenada que provoque un crecimiento demasiado tierno.
Recolección y postcosecha de la papa canaria.
El ciclo de cultivo varía según la variedad. Por ejemplo, este va desde los 4,5 meses para la Negra Oro o la Borralla, hasta los 6 meses para la Azucena.
Es recomendable que, antes de la recolección, se elimine la rama entre 7 y 15 días antes para favorecer el curado de la piel y reducir daños mecánicos.
Si se observa presencia de Phytophthora infestans en el follaje, es necesario aplicar un fungicida de contacto para evitar que la enfermedad alcance los tubérculos durante la cosecha.
Para una buena conservación, las papas deben almacenarse sanas, secas y limpias. Inmediatamente después de la cosecha, es recomendable un periodo de curado de 7 a 10 días a una temperatura de 15 a 20 °C y una humedad relativa del 85 a 90 % para cicatrizar las heridas.
Sobre la capacidad de almacenamiento, difiere notablemente entre variedades. La Negra Oro y la Negra Yema de Huevo tienen una dormancia muy corta y deben consumirse pronto, mientras que la Colorada de Baga, las Bonitas y las Azucenas pueden conservarse entre 4 y 6 meses en condiciones adecuadas de baja temperatura (en torno a 6 °C) y alta humedad.







