Son varios los tipos de sarnas de la patata identificados y el diferenciarlas permite un diagnóstico eficaz y con ello identificar sus causas y síntomas.
En el cultivo de la patata (Solanum tuberosum), uno de los principales retos que enfrenta el agricultor es la calidad del tubérculo. Más allá del rendimiento en toneladas por hectárea, la apariencia de la piel es un factor decisivo para su comercialización.
Como avanzamos, bajo el término genérico de «sarna» o «roña», se agrupan diversas enfermedades que causan lesiones, manchas y defectos en la piel, depreciando significativamente el valor del producto final.
Sin embargo, es fundamental para el profesional agrícola, desde el técnico de campo hasta el responsable de almacén, saber que no todas las sarnas son iguales. Están causadas por patógenos de naturaleza completamente distinta (bacterias, hongos y protistas) y, especialmente, prosperan en condiciones agronómicas a menudo opuestas. Un diagnóstico incorrecto puede llevar a aplicar medidas de manejo ineficaces o, peor aún, contraproducentes.
Diferentes tipos de sarnas de la patata.
A continuación, analizamos las principales enfermedades que se confunden bajo este término y cómo distinguirlas.
La sarna común (Streptomyces scabies).
Es quizás la más conocida y extendida y por ello, a ella se refiere cundo se habla de la sarna común de la patata. A diferencia de las demás, no está causada por un hongo, sino por una actinobacteria del suelo. Se trata de la Streptomyces scabies y especies relacionadas.
Esta produce lesiones superficiales o ligeramente abultadas, de aspecto acorchado, color pardo y forma circular, que pueden unirse. En ocasiones pueden ser pústulas eruptivas.
Como rasgo distintivo, prolifera en suelos secos durante la fase de tuberización (formación de las patatas) y, muy especialmente, en suelos con pH neutro o alcalino (por encima de 7,0). Destacar que la aplicación excesiva de cal o estiércoles frescos, puede agravar el problema. En cuanto a su impacto, es fundamentalmente estético y comercial.
La sarna o costra negra (Rhizoctonia solani).
Esta enfermedad, causada por un hongo polífago, presenta una doble sintomatología: afecta tanto al tubérculo como a los tallos subterráneos.
Se trata del hongo Rhizoctonia solani y en el tubérculo, los síntomas no son «sarnas», sino la formación de esclerocios: pequeñas masas negras, duras, de forma irregular, fuertemente adheridas a la piel. A menudo se describen como «tierra que no se lava». En los brotes y estolones provoca chancros (lesiones necróticas) que pueden estrangular la planta.
Le favorece los suelos fríos y húmedos durante la emergencia de la planta. En cuanto a su impacto, además del demérito visual, los chancros pueden mermar la nascencia, reducir el número de tubérculos y afectar al calibre final.
La sarna pulverulenta (Spongospora subterranea).
Esta es causada por un protista (a menudo clasificado como hongo en la literatura agrícola), esta sarna requiere condiciones muy específicas y tiene implicaciones que van más allá de la lesión.
La provoca la protista (conjunto de organismos cuyas células contienen un núcleo celular, y que no son animales, plantas u hongos) denominada Spongospora subterranea.
Sus síntomas clave son su forma pústulas o ampollas superficiales que, al madurar, se rompen y liberan un característico polvo de color marrón oscuro. Ese polvo son sus esporas de resistencia (quistosoros).
Las condiciones favorables son exactamente las opuestas a la sarna común: prefiere suelos fríos y con alta humedad o mal drenaje. En cuanto a su impacto, la depreciación comercial y, muy importante, S. subterranea es el vector biológico del virus del «Mop-Top» de la patata (PMTV), una enfermedad que sí afecta al rendimiento.
La sarna plateada (Helminthosporium solani).
Es una enfermedad que, aunque puede iniciar en campo, manifiesta su verdadero potencial destructivo durante la fase de postcosecha.
Está causada por el hongo Helminthosporium solani y provoca manchas superficiales en la piel, de contorno irregular y un característico brillo plateado. Este brillo se debe a la entrada de aire en las células muertas de la piel y es mucho más visible cuando el tubérculo se humedece.
Se desarrolla en la fase final del cultivo, con la maduración de la piel, y prolifera en condiciones de almacén con humedad y temperaturas moderadas.
Su presencia es un problema grave en patata de lavado y embolsado, ya que facilita la pérdida de agua del tubérculo durante el almacenamiento, provocando arrugamiento y mermas de peso.
La sarna verrugosa (Synchytrium endobioticum).
Esta es, sin duda, la enfermedad más grave del grupo, no por su extensión, sino por su estatus legal.
La provoca el hongo quitridio (Synchytrium endobioticum) y sus síntomas son inconfundibles. Provoca una hiperplasia celular descontrolada, generando tumores o verrugas con aspecto de coliflor, que pueden cubrir parcial o totalmente el tubérculo y los estolones, inutilizándolos.
Le favorecen los suelos húmedos y frescos. Destacar que es un organismo de cuarentena en la Unión Europea y en la mayoría de países productores. Su detección obliga a la inmovilización de la cosecha, la desinfección de maquinaria y la prohibición de siembra de patata en la parcela afectada durante años.
El manejo de estas enfermedades comienza ineludiblemente con un diagnóstico preciso. La gestión de la humedad del suelo, la corrección del pH, la rotación de cultivos y la elección de variedades resistentes son estrategias que deben ser tenidas en cuenta. Pero la medida preventiva más importante, común a todas ellas, sigue siendo el uso de semilla de siembra certificada y libre de patógenos, garantizando así un punto de partida sano para un cultivo.







