Hay empresas especializadas que cultivan el laurel (Laurus nobilis) a nivel industrial ya sea para su recolección de hojas para uso como condimento, o para su venta como planta ornamental.

En el primer caso, hablamos de grandes extensiones de plantaciones de laureles al aire libre que periódicamente recolectan sus ramas para secar sus hojas, envasarlas y ponerlas en los circuitos comerciales como tiendas de alimentación, grandes superficies, herboristerías, etc.

En el segundo, podemos establecer cultivos cuyo destino es principalmente la jardinería y que se comercializarán mediante floristerías, centros de jardinería y grandes superficies especializadas básicamente. En este contexto, su cultivo abarca desde pequeñas plantas arbustivas hasta grandes ejemplares muy trabajados en base a podas de formación durante muchos años, consiguiendo ejemplares de alto valor paisajístico.

Pero para el cultivo del laurel en un huerto urbano, por suerte su técnica es muy sencilla y con resultados garantizados: la recolección de sus hojas para ser utilizadas como condimento en la cocina.

El laurel en un huerto urbano de jardín

En un huerto urbano de jardín, es interesante cultivarlo de forma alternativa al propio huerto. Nos referimos a que podemos tenerlo plantado como planta ejemplar aislada o en pequeños grupos que aporten ornamentación al jardín.

Laurus nobilis

Otra opción es utilizarlo como planta de seto ya que brota muy bien, tolera perfectamente la poda y nos permite cumplir esa doble función: como seto y como planta culinaria.

En estos casos, el cultivo como tal no existe, simplemente los plantamos en el jardín, procurando que sea sobre una tierra fértil y en cuanto a los cuidados serán los propios del mantenimiento del propio jardín.

El laurel en un huerto urbano de campo

En el caso de un huerto urbano de campo, también podemos plantearnos ir más allá de su uso gastronómico.

De entrada debemos saber que con el tiempo puede adquirir grandes dimensiones y por lo tanto deberemos recurrir a su poda para mantener su tamaño en las dimensiones que deseemos.

Laurus nobilis

Si sólo pretendemos un uso gastronómico, bastará una sola planta de laurel en el huerto para cubrir más que de sobra nuestras necesidades. En tal caso, lo ubicaremos en un lugar perimetral del campo y teniendo en cuenta el que su sombra no afecte a los cultivos colindantes.

Si además pretendemos que aporte un toque ornamental a nuestro huerto, podemos, también ubicarlos en sitios estratégicos de la periferia del mismo. Posteriormente, mediante podas de formación, podemos conseguir de ellos formas topiarias de gran valor ornamental. De estas podas, podemos recoger sus hojas sobrantes, dejarlas secar y utilizarlas a lo largo del año como condimento.

El laurel en un huerto urbano de ciudad

En un piso, sólo disponemos de terraza o balcón para poder cultivar nuestro laurel. Como ya hemos avanzado en otros casos, bastará una sola planta para tener hojas suficientes para todo el año.

Buscaremos, dentro de las posibilidades de la vivienda, la ubicación más soleada y cálida posible. También elegiremos una maceta lo más grande posible ya no solo por coherencia con su tamaño sino porque es una planta que vive muchos años y tiende a un buen desarrollo. Si esta puede ser de barro, mucho mejor ya que le proporcionará frescura al sustrato.

Para su plantación el sustrato adecuado puede ser de tipo sustrato de plantación, al que podemos añadir entre un 15 a 20% de tierra de campo para que sea algo más fresca y compacta.

El cultivo del laurel

Como generalidad, el cultivo del laurel se puede partir de semilla o por esqueje. A nivel aficionado es más cómodo por semilla aunque su ciclo es algo más lento. Pero dado que sólo vamos a necesitar una o dos plantas, lo más recomendable es comprarlas ya crecidas y cultivadas en maceta.

Si lo hacemos partiendo de semilla, hay que recolectarlas en otoño, una vez bien maduras. Su tasa de germinación mejora con la escarificación mecánica, seguida por la estratificación húmeda fría durante 30 días. La escarificación de la semilla es una técnica que se lleva a cabo con el fin de acortar su tiempo de germinación.

Una vez preparada, podemos sembrar unas cuantas semillas en macetitas individuales con un sustrato especial para plantas de interior. Las sembraremos a una profundidad del doble del tamaño de la semilla empleada y regaremos abundantemente. El sustrato no debe quedar seco hasta su germinación. La mejor época puede ser durante toda la primavera.

Si optamos por el uso de esquejes, los mejores resultados se obtienen a partir de las estacas semileñosas recolectadas en el período de mayor crecimiento activo. Los esquejes pueden ser pequeños trozos de ramas con tres o cuatro hojas. Llenaremos macetitas como en el caso de las semillas y plantaremos uno o dos esquejes por maceta. Antes podemos cortas sus hojas por la mitad para favorecer que se deshidraten con facilidad.

Laurus nobilis

Una vez plantados los esquejes los ubicaremos en una zona cálida pero sombría. Los protegeremos con una bolsa de plástico trasparente para facilitar una humedad ambiente saturada y una mayor temperatura. Durante el periodo de enraizado iremos retirando el plástico (mini invernadero) de vez en cuando para regarlos y que se ventilen.

Una vez enraizados, los aclimataremos colocándolos de vez en cuando al sol para fortalecerlos y dejaremos que arraiguen bien y desarrollen un poco. Estas plantitas las plantaremos a una maceta mayor para continuar con su crecimiento normal.

Aunque el laurel es planta poco exigente en suelos, prefiere aquellos sueltos, frescos y bien fertilizados.

Como ya hemos comentado, soporta muy bien la poda por lo que haremos uso de esta técnica para mantener su forma en las dimensiones que más nos convenga.

Plagas y enfermedades del laurel

Las plagas más comunes son la cochinilla, los pulgones y la Psila del laurel.

Las cochinillas son su principal enemigo. Además de debilitarlo, segregan una melaza que sirve de huésped para el hongo llamado negrilla. Este hongo ya no solo afea a la planta sino que le resta posibilidades de utilizar sus hojas como condimento.

Los pulgones centran su ataque en las partes más tierna de la planta y al igual que la cochinilla, segregan una melaza azucarada que les encanta a las hormigas. Es más, estas ‘cultivan los pulgones’ distribuyéndolos por zonas no infectadas para que aumente la plaga y con ella la producción de melaza.

La Psila del laurel (Trioza alacris) es una plaga que produce síntomas llamativos. Las hojas aparecen arrugadas como consecuencia de las picaduras de este pequeño insecto chupador.

Los tratamientos deberían ser siempre a base de insecticidas sistémicos y en su aplicación deberemos tener la precaución de mojar completamente toda la planta (ramas, hojas por el haz y el envés…) ya que en su conjunto es atacada toda ella.

En cuanto a enfermedades, no suele tener problemas. En el caso de la negrilla, aunque es un hongo, si controlamos la cochinilla y el pulgón la combatiremos indirectamente de forma eficaz.