Un ejemplo de los diferentes tipos de abonos orgánicos que podemos utilizar en el huerto urbano son los excrementos sólidos de animales (Guano de aves y murciélagos, estiércol, gallinaza), líquidos (purines), compost (descomposición de materia vegetal o basura orgánica), humus de lombriz, cenizas (de madera, huesos de frutas, etc.), resaca (sedimento de ríos), lodos de depuradora, abono verde (generalmente de leguminosas), extractos de algas, etc.

Si bien son muchos los tipos de abonos orgánicos que podemos utilizar, en el huerto urbano de campo, por sus reducidas dimensiones, sólo se suelen utilizar aquellos que están envasados convenientemente. En el caso de los huertos urbanos de terraza y balcón, el espectro se reduce a aquellos que faciliten más aun su manejo y que además no emitan olores desagradables.

Definimos como abonos orgánicos a sustancias de origen animal o vegetal, que contiene uno o más elementos nutrientes. Normalmente son de lenta asimilación por la planta y participan a su vez en el mantenimiento de la actividad microbiana del suelo.

Según su respuesta como fertilizante, existe un amplio grupo de abonos orgánicos. Unos son de efecto lento como el estiércol, otros de efecto rápido como los orines y por supuesto aquellos que combinan los dos efectos.

Un ejemplo de los diferentes tipos de abonos orgánicos es:

Los procedentes de excrementos de animales. Un ejemplo son el guano de aves y murciélagos (palomina, murcielaguina, gallinaza…), purines y estiércoles. En este marco también está el humus de lombriz, que en realidad es materia orgánica descompuesta por etas lombrices.

El compost, fruto de la descomposición de materia vegetal o basura orgánica.

Las cenizas si proceden de la madera, huesos de frutas u otro origen completamente orgánico.

La resaca, procedente del sedimento de los ríos. Por desgracia sólo se puede usar si el río no está contaminado.

Lodos de depuradora, muy ricos en materia orgánica, pero es difícil controlar si contienen alguna sustancia perjudicial, como los metales pesados.

El abono verde, generalmente de leguminosas que se cortan y dejan descomponer en el propio campo a fertilizar.

Los Extractos de algas (Ascophyllum Nodosum o Laminaria de Noruega. Suelen ser un buen bioactivador de las plantas, que actúa favoreciendo la recuperación de los cultivos frente a situaciones de estrés, incrementando el crecimiento vegetativo, floración, fecundación, cuajado y rendimiento de los frutos.

También existe un concepto de abonado orgánico indirecto. Unos ejemplos de ello es la inoculación con micorrizas u otros microbios (Rhizobium, Azotobacter, Azospirillium, etc.) que colaboran con la planta ayudando a conseguir nutrientes del suelo, o el dejar materia vegetal muerta del cultivo existente o no, que sirve de acolchado para proteger el suelo del sol y ayuda a mantener la humedad. Al final se descompone.

Actualmente el consumo de fertilizantes orgánicos está aumentando debido a la preferencia de alimentos orgánicos y la concienciación en el cuidado del medio ambiente.